Rafael Caro Quintero: el rey de la marihuana

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Acustik Noticias

Ciudad de México. 22 de noviembre de 2018.- Hay quienes dicen que la historia del narcotráfico como lo conocemos ahora inició entre febrero y abril de 1985, cuando saltó a las primeras planas de todos los periódicos del país tras el homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena. El narcotráfico es un fenómeno que llegó para quedarse y que se ha ido enraizando en la cultura mexicana moderna.

En aquella época se dio a conocer al primer narcotraficante, entonces tenía 32 años y una fortuna estimada en 100 mil millones de pesos. Nació el 3 de octubre de 1952 en La Noria, en Badiraguato, Sinaloa, y tras ser aprehendido declaró que su máximo grado de estudios fue el primer año de primaria. Señaló que su padre se dedicó a la siembra y a la crianza de animales, por lo que su familia era pobre, pero nunca pasó hambre. En este contexto, dijo que a los 16 años decidió migrar a Caborca, Sonora, en donde se volvió ganadero.

Otra versión narra que a los 18 años de edad conoció a Pedro Avilés Pérez, un importante narcotraficante mexicano públicamente desconocido en aquella época. Él le enseñaría los secretos de la siembra y cosecha de la marihuana, para lo que el joven Rafael Caro Quintero utilizó algunos terrenos familiares. Años después, junto con Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, y Miguel Ángel Félix Gallardo, y en sociedad con Manuel Salcido Beltrán, El Cochiloco, Caro Quintero sería propietario del rancho El Búfalo, ubicado entre los municipios chihuahuenses de Ciudad Jiménez y Camargo.

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El rancho era de mil hectáreas y contaba con alta tecnología agrícola, riego por aspersión, cubierto para el clima y llegó a dar trabajo a más de 10 mil jornaleros, la mayoría originarios de Guerrero, y todos en condición de esclavitud.

Un mal día de noviembre de 1984, alrededor de 450 elementos del Ejército Nacional, apoyados por helicópteros arribaron a El búfalo y destruyeron ocho mil toneladas de marihuana, el decomiso más grande en la historia de México. Acto seguido: brotó la protección policial y la corrupción. A inicio de 1985, el narcotraficante chihuahuense Gilberto Ontiveros, El Greñas, declararía que el Jefe de la Policía Federal Rafael Aguilar Guajardo recibía 20 millones de pesos mensuales a cambio de garantizar protección al rancho.

Gracias a estos sobornos millonarios, los narcotraficantes creían controlar a todo el Gobierno mexicano. Sin embargo, el golpe del ejército fue histórico. Uno de los primeros periodistas en investigar y redactar sobre el narcotráfico y sus relaciones con los altos mandos judiciales fue Manuel Buendía, quien fue asesinado en pleno centro de la Ciudad de México en mayo de 1984. Y más tarde aparecerían credenciales de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) que identificaban a los capos como agentes federales y que estaban firmadas por José Antonio Zorrilla Pérez, en ese entonces candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a una diputación federal por Hidalgo, candidatura que tuvo que abandonar pues sería acusado y sentenciado como presunto asesino intelectual de Manuel Buendía.

Los capos que integraban el entonces llamado Cártel de Guadalajara, el primer cártel de México, se sintieron traicionados y vigilados luego del golpe de El Búfalo, por lo que decidieron buscar al desleal, y pronto dieron con él: un infiltrado.

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El 5 de febrero de 1985, en las calles de Guadalajara un grupo ligado a los narcos (en ese entonces no se utilizaba la palabra sicarios) y de policías estatales y municipales secuestraron al agente de la DEA infiltrado, Enrique Camarena. Dos días de tortura después, el agente mexicano naturalizado estadounidense y su piloto mexicano Alfredo Avelar Zavala fueron asesinados.

Años después se sabría que la muerte de ambos provocó un severo enfrentamiento entre Caro Quintero y Don Neto, quien previó que el hecho habría de traerles graves consecuencias. Sobre el homicidio, el médico mexicano Humberto Álvarez Machain fue aprehendido y extraditado a Estados Unidos acusado de haber prolongado la vida de Camarena y la de su piloto para que pudieran seguir siendo torturados. Además, Rubén Zuno Arce, hijo del político José Guadalupe Zuno y cuñado del expresidente Luis Echeverría Álvarez, también sería juzgado y condenado en aquel país por los mismos hechos. Enrique Camarena fue el primer agente de la DEA muerto en acción.

Un mes después del secuestro, el 6 de marzo de 1985, los cuerpos de Camarena y Avelar aparecieron en el rancho El Mareño, ubicado en Michoacán, después de un supuesto enfrentamiento entre policías federales y presuntos delincuentes. Al respecto, el entonces gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas, hizo pública una protesta por lo que llamó una violación a la soberanía del estado.

Tras el homicidio de Camarena, el gobierno de Estados Unidos exigió la detención de Caro Quintero y sus socios, él huyó a San José, Costa Rica, donde fue aprehendido el 4 de abril de 1985. Su aprehensión permitió el ‘rescate’ de su novia Sara Cosío Vidaurri Martínez, sobrina del entonces secretario general del gobierno del Distrito Federal, Guillermo Cosío Vidaurri, que previamente había sido presidente municipal de Guadalajara, posteriormente fue gobernador de Jalisco, y también secretario general del CEN del PRI. Con respecto a la relación de Caro Quintero con Sara Cosío hubieron versiones diferentes: secuestro, ‘novia robada’, pero ella se declaró ‘enamorada’.

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Como es de suponerse, la aprehensión, traslado y llegada a México de Rafael Caro Quintero fue la noticia de primera plana de periódicos, revistas, radio y televisión mexicanas. Tenía 32 años y una fortuna de 100 mil millones de pesos, 38 casas en Jalisco, Zacatecas, Sinaloa y Sonora; él y sus familiares eran dueños o socios de boutiques, discotecas, agencias de automóviles nuevos y usados, hoteles, incluyendo algunos de compañías extranjeras. Además, se calculaba que había realizado obras sociales en Badiraguato, Sinaloa, por un monto de 500 millones de pesos.

Rafael Caro Quintero pasó 28 años en prisión, hasta el viernes 9 de agosto de 2013 cuando obtuvo su libertad, 12 años antes de lo previsto debido a un error en su proceso judicial por el asesinato de Enrique Camarena. Desde finales de la década de los 70 es considerado como uno de los precursores del narcotráfico a gran escala hacia Estados Unidos.

Caro Quintero terminó siendo un hombre sereno en prisión, hablaba poco, pero tuvo un episodio de grandilocuencia al principio de su encierro: México estaba en plena crisis económica a finales de 1980, y durante una de las audiencias, frente a los medios de comunicación gritó, ‘¡si me liberan… si me dejan libre… yo pago la deuda externa!’.

También se conocen excentricidades como que en la cárcel del Distrito Federal, donde pasó sus primeros años de reclusión, los internos se peleaban por ir a comprarle tortas al narcotraficante. Esto porque Caro era muy espléndido, para comprar una torta, entregaba un billete de 10 mil pesos –el de más alta denominación en la época–, y le dejaba el cambio a quien le hubiera hecho el mandado.

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El Cártel de Gualajara, del que Caro Quintero fue uno de los fundadores, hoy de casi 67 años de edad, causó época. Durante su jefatura como grupo único de distribución de drogas hacia Estados Unidos no tuvo a ningún otro grupo delictivo como rival. Sin embargo, en noviembre de 1984 cuando fue descubierto un plantío de marihuana de 8 mil toneladas en el rancho El Búfalo, en el estado de Chihuahua, gobernado por el priista Óscar Ornelas,  comenzó la debacle de Caro Quintero, Don Neto y Félix Gallardo, que después de Rafael, fueron capturados y encarcelados.

Con información de Excélsior.

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