Con escaneo, expertos de la UNAM facilitan detección de vasto complejo maya

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Científicos del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM ayudaron a procesar imágenes del dosel forestal de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, adquiridas con teledetección con luz láser (LIDAR), y revelaron uno de los asentamientos demográficos más grandes e importantes del antiguo mundo maya.

Felix Alexander Kupprat, experto del IIA, es miembro del Proyecto Arqueológico Bajo Laberinto, en el que participan la UNAM, la Universidad de Calgary, la Universidad Autónoma de Campeche, y que colabora con la Universidad de Cincinnati. El escaneo se realizó en estrecha colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Centro Nacional de Cartografía Láser Aerotransportada de la Universidad de Houston, y con fondos otorgados por el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá (SSHRC, por sus siglas en inglés).

“Teníamos la idea de que era un sitio denso, porque hace tiempo la Universidad Autónoma de Campeche realizó un mapeo de 30 kilómetros cuadrados (km2) en la zona, área que definieron como núcleo urbano, pero estimaban que la zona habitada podría medir más de 100 km2. Ahora, fue impresionante. Mapeamos 100 km2 en Calakmul y 100 en Yaxnohcah, y todo está lleno. Tenemos la teoría que toda la orilla del Bajo Laberinto era parte de esta mancha urbana”, explicó el especialista en arqueología.

Los investigadores universitarios ayudaron a procesar las imágenes que permiten visualizar inmensos conjuntos residenciales de apartamentos, algunos compuestos por más de 60 estructuras individuales, complejos residenciales que estaban agrupados alrededor de numerosos templos, santuarios y posibles mercados en lo que era una de las ciudades más grandes de América en 700 d.C.

Para el hallazgo, los expertos se unieron para adquirir imágenes de teledetección con LIDAR en un área de la Biosfera de Calakmul, y buscan mapear una zona aún más amplia que abarque la enorme ciudad maya de Calakmul. Las zonas escaneadas hasta la fecha revelan una extensa y densa área que probablemente haya adquirido su forma final durante el gobierno de la dinastía Kanu’l, entre los años 635 y 850 d.C.

El Bajo Laberinto, una depresión pantanosa, es el rasgo geológico predominante en el área, se distingue por su vegetación y sabemos que los mayas preferían habitar en las orillas a las que les daban uso intenso, expuso el arqueólogo.

 

Modificación humana

El objetivo es mirar bajo la superficie de la reserva de la que fue la capital del poderoso Kanu’l, entre los años 635 y 850 d.C., aproximadamente, el cual dominó las tierras bajas mayas durante el periodo Clásico tardío, controlando una vasta red de reinos vasallos y aliados, aseveró el doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM.

Kupprat explicó: se sabía que estaba relacionada con otras dinastías de la región maya, y aunque originalmente tenía su sede en Dzibanché en los siglos V o VI d.C, a partir del siglo VII al VIII una facción está en Calakmul donde se expandió a través de alianzas y guerras. Y esto se sabe por los jeroglíficos en piedra y cerámica.

Las primeras imágenes procesadas por Kupprat sugieren que Calakmul pudo tener un crecimiento explosivo, tras la llegada de los gobernantes Kanu’l, por lo que para el investigador de la UNAM y su equipo de estudio parte de los principales hallazgos son útiles para conocer qué hay en la zona, por ejemplo, cuerpos de agua los cuales son fundamentales para saber cuáles son los sitios de los que depende la fauna actual, en la época de secas, algo que ante el cambio climático es importante.

“Pensando que incluso los biólogos perciben esa selva como prístina, ya que es una reserva natural, pero nos damos cuenta que todo está en un paisaje que fue modificado por el hombre. Entonces, no es tan natural como pensaríamos. Es bastante impresionante”, consideró el antropólogo.

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