México requiere una política agraria que logre la soberanía alimentaria

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Si México realmente quiere abatir la inflación –que llega casi al ocho por ciento, una de las más altas en los últimos 20 años– sin frenar el crecimiento económico, debe impulsar una política agraria para intentar recuperar su autonomía alimentaria, así como promover una política industrial que nos haga depender menos de las importaciones.

Así lo afirmó el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Moritz Alberto Cruz Blanco, quien expuso que ambas medidas ayudarían a que la inflación de los precios internacionales de alimentos y bienes no se traslade a precios domésticos.

Al participar en la mesa redonda “La economía mexicana. Recuperación con inflación” expuso que desde hace cuatro décadas nuestra nación importa más de la mitad de los alimentos que consumimos, lo que la hace vulnerable a la inflación. “Como dependemos de ellos, se compran al precio que sea”.

De igual forma, adquiere del extranjero cerca de 30 por ciento de los bienes que requerimos, principalmente a Estados Unidos, y de ellos 90 por ciento son manufacturas. En ese país se observa que diferentes empresas ampliaron el margen de ganancias en sus precios (hasta 59.3 por ciento), sin importar la demanda.

Estimular una política agraria y una industrial implicaría realizar gasto público y recurrir a mecanismos como subsidios, inversión en infraestructura, transferir tecnología por parte del Estado a esos sectores, otorgar precios de garantía, proporcionar financiamientos accesibles, procurar el acceso de insumos a bajo costo y ofrecer incentivos fiscales, precisó.

El experto señaló que el Paquete Contra la Inflación y la Carestía que anunció el gobierno mexicano en mayo pasado para combatir el precio de los alimentos -que incluye medidas como estabilizar los precios de gasolina y diésel, incrementar dos millones de toneladas de maíz, frijol y arroz mediante el programa Producción para el Bienestar y dar fertilizantes gratuitos en nueve entidades, entre otras-, va en la dirección correcta, aunque es insuficiente.

Lo que se requiere, insistió, es una política agraria cuyo objetivo sea el lograr la soberanía alimentaria, una producción que permita satisfacer la demanda doméstica y, en la medida de lo posible, exportar.

Arturo Ortiz Wadgymar, académico del IIEc, coincidió en que las proyecciones de organismos internacionales respecto al crecimiento económico mundial para 2022 son malas, y México no puede ser la excepción, aunado a que nuestra nación depende de importar energéticos como gasolina y también alimentos.

Sin embargo, hay factores internos que contribuyen a la inflación como la especulación que se realiza con diversos productos a los cuales, de manera intempestiva, les suben sus precios a fin de aumentar la tasa de ganancia.

“La época más propicia para obtener más ganancias por parte de productores, distribuidores, transportistas, es cuando hay inflación”, por lo que sugirió mayor vigilancia por parte de autoridades de economía sobre el incremento de precios, principalmente de alimentos.

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