Una muerte digna requiere escuchar a los pacientes

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Los adelantos científicos en la Medicina han permitido alargar la vida de los seres humanos y, por tanto, retrasar el momento de la muerte. Sin embargo, no seremos eternos, “vivimos viejos por más tiempo, por ello somos más conscientes de la preocupación por una vida digna y una muerte oportuna, aunque claramente el tema de la eutanasia no está circunscrito a la vejez”, afirmó el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Juan Antonio Cruz Parcero.

A su vez, la académica de las facultades de Medicina y Psicología de esta casa de estudios, Asunción Álvarez del Río, preguntó: “¿No sería mejor formar parte de una sociedad que respeta la libertad de las personas hasta el final, y respaldar la acción compasiva de ayudar a morir a quien sabe que eso es lo mejor en su situación?”.

Ambos universitarios participaron, por separado, en la Semana de la Eutanasia: Un análisis de la situación actual, que organizan el Programa Universitario de Bioética (PUB) de la Universidad Nacional y la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

Cruz Parcero dijo que una de las razones más poderosas para promover cambios legislativos en torno al tema es determinar cuándo se considera que ciertas acciones son correctas, pero se perciben inadecuadas en la legislación.

Álvarez del Río, especialista en eutanasia y bioética, ofreció la conferencia magistral “Estado actual de la eutanasia en el mundo”, en la cual consideró necesario legalizarla: es un acto esencialmente compasivo y solidario para ayudar a quien pide dejar de vivir, algo que otro está dispuesto a hacer porque éticamente es lo que tendría que hacerse. Sin embargo, aclaró, esta acción se toma como si fuera un crimen, eso es algo que está mal y debe modificarse.

Las naciones donde se permite, indicó, son los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia, España (desde 2021) y Nueva Zelandia; “en todos estos también se consiente el suicidio medicamente asistido”.

En los Países Bajos, Bélgica, incluso Colombia, se permite la eutanasia a menores de edad, porque se considera discriminatorio no incluirlos solo por la edad, cuando también pueden tener la capacidad para hacer un pedido voluntario.

Precisamente es en el primer caso donde más se emplea esta opción, porque lleva tiempo discutiéndose y la población está más familiarizada con este recurso de terminación de vida. En 2019 se aplicaron 6 mil 92 eutanasias, cifra mayor que el suicidio médicamente asistido, es decir, 245; y 24 combinaciones de ambos procesos.

Del total de fallecimientos en ese año, los médicamente asistidos representaron 4.2 por ciento. Las enfermedades subyacentes al pedido siguen siendo cáncer, seguida de padecimientos neurológicos, cardiovasculares, pulmonares, geriátricos, “incluyendo demencias, aunque cada vez son menos”.

La eutanasia y el suicidio médicamente asistido se realizan principalmente en casa; sitios específicos donde se atiende a las personas en el final de la vida; así como en instituciones para ancianos.

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