ENSEÑANZA, CLAVE PARA DISMINUIR EL IMPACTO AL PLANETA

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La educación ambiental, es decir, lo que tiene que ver con la concientización relacionada con nuestro papel en la Tierra y sus consecuencias, se encuentra restringida a sectores con cierto nivel de aprendizaje, por lo que un porcentaje importante de la población aún considera lejana esta preocupación.

El director general de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM, César Augusto Domínguez Pérez-Tejada, considera lo anterior y refiere que pese a los esfuerzos para sensibilizar sobre los riesgos de no implementar una vida sostenible, persiste descuido y desprecio por el medio ambiente.

“Existe una idea generalizada de que algo está mal, pero a la hora en que uno tiene que tomar acciones para luchar contra eso, poca gente lo realiza”.

El también investigador del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional, asegura a propósito del Día Mundial de la Educación Ambiental que se conmemora cada 26 de enero desde hace más de cuatro décadas, que en los jóvenes hay genuina preocupación por lo que viven y lo que sucederá con su entorno.

En tanto, la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) y titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM, Leticia Merino Pérez, subraya:

En 2022, cuatro dependencias académicas de la UNAM ensayarán la educación ambiental al interior para promover la concientización respecto a los problemas que nos aquejan en materia ambiental y propiciar cambios en las conductas cotidianas con respecto al manejo del agua, energía, alimentos y desechos. Se trata de formar una ciudadanía responsable.

La Escuela Nacional de Trabajo Social y las facultades de Economía, Ciencias Políticas y Sociales y de Estudios Superiores Iztacala comenzarán los trabajos como comunidades sustentables al cambiar patrones de consumo de agua, energía, alimentos y desechos. Servirán como proyectos piloto para luego replicarse en otras dependencias universitarias, detalla la experta.

Creada en 2018 y adscrita a la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM, la COUS tiene los objetivos de promover la integración de la sustentabilidad como eje transversal de las actividades y espacios de la Universidad, y potenciar sus contribuciones en la transición hacia la sustentabilidad a escala local, nacional y regional.

Disminuir la huella

Al proseguir, Domínguez Pérez-Tejada remarca la importancia de la educación ambiental, la cual centra su objetivo en adquirir conciencia para volvernos partícipes en la reducción del impacto que ejercemos sobre el planeta.

La enseñanza ambiental ha evolucionado demasiado, no quiero decir que es un concepto viejo, pero evoca una parte del problema, el ambiente, y se olvida de las otras que son relevantes: la sostenibilidad, esta idea de que necesitamos encontrar el equilibrio entre la ambiental, social y económica, asevera.

Para el experto, “debe existir una colaboración intersectorial entre los diferentes ámbitos y tener una idea general consensuada de lo que deberían contener los programas” en la materia.

Además, esta enseñanza no ha llegado a la gente que es más importante que la conozca, por lo que las redes sociodigitales son una herramienta poderosa, que además se potenció durante la pandemia.

En ese sentido, cabe recordar que de acuerdo con datos del Museo de las Ciencias Universum, de la DGDC, de marzo a diciembre de 2020 el recinto tuvo 97 millones de visitas virtuales en sus redes sociodigitales, incluida la cuenta de TikTok abierta en octubre de ese año.

“De tener que cerrar los museos nos pasamos a una actividad muy intensa a través de las redes, realmente a mí me sorprendió el número de usuarios. El problema con ello es que tenemos información muchas veces no verificada, por lo que depende de la fuente y de quién la emita”, destaca Domínguez Pérez-Tejada.

Relación ambiente-pandemia

Pocas personas, asegura el exdirector del IE, relacionan la pandemia con los aspectos ambientales, pero la pérdida de biodiversidad, la contaminación, el uso indiscriminado de los recursos naturales, el crecimiento demográfico, tiene que ver con la emergencia sanitaria que vivimos.

“Surge de una situación que se había señalado desde hace mucho, el problema de las enfermedades emergentes, como algunas zoonosis; es decir, los padecimientos que nos contagian los animales, por lo que todo esto que vemos es resultado de nuestras propias acciones”, resaltó.

Durante años se privilegió el desarrollo económico sin tomar en cuenta la salud y la sostenibilidad, y ahora es evidente que debemos poner atención en los tres aspectos. La pandemia lo dejó claro, alerta el experto.

“No es cierto que se destruirá el planeta, ni que se va a extinguir la vida, lo que va a ocurrir es que vamos a generar situaciones cada vez más difíciles para nosotros mismos y nuestras generaciones futuras; vamos a ver de qué somos capaces”, añade.

Proyectos ecológicos

En el campi Morelos y en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) León se promueven proyectos de energía solar; azotea verde en la ENES Morelia; manejo de composta en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y la protección de la Reserva Ecológica del Pedregal, en Ciudad Universitaria.

“Estamos buscando mecanismos para fomentar las redes de colaboración interuniversitaria y al exterior, con otras universidades y otros actores sociales. También queremos formar redes y dar visibilidad a los proyectos”, detalla Merino Pérez.

En docencia, continúa la universitaria, la COUS busca transversalizar el tema de sustentabilidad con contenidos específicos para crear materias en las carreras que no incluyen el tema. Nos parece importante que se imparta en Odontología, Medicina, Arquitectura, Contaduría, Trabajo Social. Asimismo, en la preparatoria y el Colegio de Ciencias y Humanidades, fomentar tesis con investigadores que estén interesados en impulsar a los jóvenes en este trabajo.

“Queremos articular que haya redes de colaboración en sustentabilidad desde la Sociología hasta la Biología, que la gente se conozca y se promueva la investigación inter y transdisciplinaria, incluyendo a los actores sociales afectados. Queremos que sea considerado como válido, que reciba mayor valor o reconocimiento en las formas de evaluación de la Universidad”, sostiene Leticia Merino
La doctora en sociología considera que este tópico debería acompañarnos en las etapas de nuestra vida para generar cambios y formar mejores ciudadanos, ambientalmente responsables.

Al concluir, asevera que son pocas las empresas socialmente responsables y que hay varias “maquilladas de verde”, como la industria minera, que contribuyen con sus actividades a destruir ecosistemas por priorizar ganancias económicas a corto plazo.

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