Expertos enfrentan dificultades para examinar restos de fosas comunes

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Acustik Noticias

CDMX, 9 de diciembre de 2018.- Édgar de la Rosa Alvarado es el coordinador del Laboratorio de Genética Forense, es químico farmacobiólogo de profesión con especialidad en genética. Actualmente trabaja con los miles de restos óseos que han quedado como resultado de uno de los fenómenos más impactantes de los últimos años en la historia de la violencia en el país: las fosas comunes.

“Aquí es donde se realizará la trituración del hueso, la pulverización del hueso, cuando se trabaje con restos óseos” explica el coordinador.

Antes de poder develar la identidad de las personas que fueron cruelmente borradas de la faz de la tierra, los investigadores deben llevar a cabo un largo y costoso procedimiento con lo que quedó de ellos.

Los huesos tienen que pasar por una prueba fría en una maquina de lisado de tejidos en donde son congelados a menos 180 grados, con nitrógeno y líquido y después deben ser triturados por un balín grande. Ya en el área de análisis de laboratorio, se obtiene el ADN y solo entonces se podrían identificar a las víctimas.

“Es una labor muy, muy difícil. En ocasiones la gente observa un hueso, un resto óseo, y tiene la esperanza de que sea un familiar desaparecido. Desgraciadamente esos restos óseos están muy deteriorados y no obtenemos un resultado, no obtenemos un perfil”.

Es muy difícil obtener restos que sean viables para realizar el estudio necesario con el que se podría identificar a la víctima. Los procesos de tortura en el periodo de guerra contra el narcotráfico hicieron que los huesos de los desaparecidos sean incluso más difíciles de identificar que los de Lucy, un esqueleto homínido de 3.5 millones de años de antigüedad. Esto habla de la barbarie con la que las víctimas de la violencia en el país se han enfrentado.

Con información de Sin Embargo.

 

 

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