Traicionaron al Chapo una vez y ahora lo pueden hundir: los gemelos Flores

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Acustik Noticias

Ciudad de México. 28 de noviembre de 2018.- El narcotráfico es de familia. Durante la década de 1980, el migrante mexicano Margarito Flores era un conocido y respetado narcomenudista en Chicago, Estados Unidos. Fue el encargado de cimentar un próspero negocio para sus hijos gemelos, quienes, más tarde, encubrirían al narcotraficante más grande de la historia, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

Hablamos de los gemelos Margarito y Pedro Flores, mexicanos que fungieron como piezas clave para el Cártel de Sinaloa logrará posicionarse como el principal distribuidor de cocaína en Estados Unidos. La alianza con El Chapo se logró por medio de su hijo Alfredo Guzmán, y gracias a ella, los hermanos Flores amasaron una cuantiosa fortuna. Pero también tuvieron acceso a información privilegiada que podría usar la Fiscalía estadounidense en el juicio contra Joaquín Guzmán.

Al respecto, la autora del libro El más buscado, Alejandra Almazán, dijo que ‘El Chapo sabe que lo que declaren los gemelos va en contra de él, con ellos la tiene perdida porque ya son informantes de la DEA. Los hermanos lo pueden hundir en un juicio. Son oro molido en información’.

Asimismo, considera el testimonio de los gemelos será clave para hundirlo porque como fueron sus ‘distribuidores estrella’, además de información sobre la organización criminal, tienen nombres de figuras importantes que ayudaron al crecimiento del Cártel a ambos lados de la frontera.

A los hermanos Flores se les atribuye haber entregado a Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, hijo de Ismael Zambada García, El Mayo, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa, en 2009.

Y se dice que sus testimonios han sido clave para atrapar a otros 54 integrantes de los cárteles de Sinaloa y del de los Beltrán Leyva (Cártel de Tijuana). También habrían proporcionado datos importantes que llevaron a la segunda captura de Guzmán Loera en febrero de 2014.

Los hermanos Flores tienen sus raíces en Sinaloa. Gracias a las relaciones de su padre con cárteles mexicanos, la primera organización con la que trabajaron fue la del Cártel de Tijuana, con los hermanos Beltrán Leyva, que durante 1990 mantuvieron una alianza con El Chapo.

Después de su primera fuga de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001, El Chapo y El Mayo conocieron a los gemelos gracias a Arturo Beltrán Leyva (muerto en 2009 en un enfrentamiento con la Marina mexicana).

Con sus nuevos socios se convirtieron en los grandes distribuidores de cocaína y heroína en Chicago, que partía desde una zona bautizada como ‘la pequeña Sinaloa’ hacia distintas ciudades de Estados Unidos. En esta zona, los hermanos Flores lograron reclutar a alrededor de mil pandilleros que ayudaban en la operación y la logística.

De acuerdo con un comunicado del Departamento de Estado fechado el 27 de enero de 2015, entre 2005 y 2008 lograron distribuir cargamentos por un valor de mil 800 millones de dólares en Chicago, Columbus, Cincinatti, Detroit, Milwaukee, Nueva York, Filadelfia, Washington y Vancouver, en Canadá.

Un documento público del FBI señala que distribuían desde Chicago entre mil 500 y 2 mil kilos de cocaína al mes que enviaban escondida en techos falsos de cabinas de camiones de carga. Usaban el mismo método para enviar dinero en efectivo al Chapo en México.

Pedro era el cerebro detrás de las operaciones y Margarito era quien sostenía reuniones con los clientes y se encargaba del traslado de la mercancía. Ambos tienen ahora 35 años y se encuentran cumpliendo condena en una cárcel cuyo nombre se mantiene en secreto.

Almazán afirma que El Chapo y los gemelos Flores se entrevistaron sólo un par de veces, y que su enlace con el Cártel de Sinaloa era Alfredo Guzmán, con quien además lograron tener una relación de amistad a través de la cual lograron acceder a información privilegiada.

“El Chapo pudo haber buscado muchos distribuidores, pero encontró a estos dos que eran muy buenos en lo que hacían y gracias a ellos se convirtió en el enemigo público número uno en Chicago y llegó por primera vez a la lista de los más ricos de Forbes”.

Sin embargo, en 2008, cuando se rompió la alianza entre Sinaloa y Tijuana, los hermanos Flores debían escoger un aliado. Temerosos de quedar en el medio de una guerra de bandas y más aún por lo que pudiera sucederles a sus esposas por entonces embarazas, decidieron entregarse a las autoridades federales de Estados Unidos, que por entonces ya les pisaban los talones.

Después de recibir sentencias de cadenas perpetuas por importación de droga, distribución y blanqueo de dinero, empezaron a cooperar con el gobierno norteamericano y brindaron información, incluyendo 70 grabaciones que dan cuenta de las operaciones de El Chapo.

En represalia, en 2009 su padre fue secuestrado y asesinado en México. En el vidrio de su auto quedó un mensaje: ‘Para que se callen’. Una de las esposas de los hermanos Flores declaró a Univisión que don Margarito Flores nunca perdonó a sus hijos por haberse convertido en informantes de la DEA.

A cambio de información, en 2015 lograron que su sentencia se redujera a 14 años de cárcel. Al cumplir el 85 por ciento de su condena, podrán salir libres y estarán cinco años más bajo vigilancia de las autoridades. Pero, como se señaló durante su juicio:

“Los hermanos Flores (y sus familias) vivirán el resto de sus vidas en peligro de muerte. La barbarie de los cárteles es legendaria y tienen un lugar especial para quienes cooperan (con las autoridades)”.

Con información de Chicago Tribune, La Silla Rota e Infobae.

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