Aún sin cura, la infección por VIH
En el mundo, aproximadamente, 38 millones de personas viven con la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la cual, de no ser tratada apropiadamente, causa el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Leonor Huerta, especialista del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, menciona que, según datos del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el SIDA (CENSIDA), en México han padecido esta enfermedad cerca de 342 mil individuos.
La científica del laboratorio de Inmunología y Virología de esa entidad universitaria señala que desde 1983 -cuando se tuvo la primera notificación de casos en nuestro país- ha fallecido 37 por ciento de las personas afectadas.
Cada año, en nuestra nación se registran, en promedio, ocho mil nuevos casos de infección por el VIH. Puesto que se trata de una enfermedad controlable, pero no erradicable del organismo, los individuos afectados requerirán terapia antiviral y vigilancia médica durante el resto de su vida. Es importante asegurar que el individuo reciba dicha atención desde el momento del diagnóstico a fin de evitar la evolución desfavorable de la infección, con los costos subsecuentes en términos de la calidad de vida de los pacientes y de demanda de cuidados en los sistemas de salud, puntualiza.
En la actualidad, del total de pacientes en el mundo con VIH, 20 por ciento son mujeres; es decir uno de cada cinco, lo cual muestra que la infección no solo ataca a personas homosexuales. Su transmisión y evolución clínica no distinguen sexo, sino que obedecen a prácticas de riesgo y al momento en que se inicia la atención médica.
Resalta que en ese contexto, es recomendable realizar campañas de sensibilización sobre el riesgo de contraer la infección y para hacer conciencia de que esta es prácticamente asintomática durante años. Por tanto, es importante practicarse una prueba diagnóstica si se tiene cualquier sospecha de haberse infectado. Se debe insistir también en que, en caso de un resultado positivo, es necesario solicitar atención médica aunque no se perciban síntomas o bien estos sean leves. El inicio temprano del tratamiento es esencial para aumentar la posibilidad de una evolución favorable del paciente.
De acuerdo con el CENSIDA el peligro de adquirirla es 35 veces mayor entre quienes se inyectan sustancias psicoactivas; 30 veces más en trabajadora(e)s sexuales; 28 en hombres homosexuales; y 14 veces superior para las mujeres transgénero.
Leonor Huerta resalta que debido a la disponibilidad de tratamientos antirretrovirales, es muy factible que la calidad de vida de las personas infectadas sea similar a la de un individuo sano. Para lograr este propósito es importante que la salud del paciente sea monitoreada regularmente, incluyendo el seguimiento de la carga viral y de la cantidad de linfocitos T CD4 en la sangre. Asimismo, el médico puede recomendar la adopción de un estilo de vida saludable para prevenir la aparición de otras enfermedades crónicas que son frecuentes en la población infectada, como diabetes y padecimientos cardiovasculares.
En ocasión del Día Mundial del Sida, que se conmemora el 1 de diciembre, la experta precisa que la infección aún no tiene cura: “no hay vuelta atrás, lo que sí es posible, si se detecta a tiempo, es una evolución lo más favorable posible con la ayuda de los medicamentos, los cuales pueden controlar la infección”. De hecho, las terapias antivirales han reducido en un 50 por ciento las muertes por esta infección. El virus es manejable y controlable siempre y cuando la adherencia al tratamiento sea estricta.
En la entrevista, la especialista comenta que en la actualidad existe una amplia variedad de fármacos para el tratamiento de la infección por el VIH, y que su administración depende del perfil de cada paciente. Hoy, gracias a las nuevas terapias, los pacientes pueden llevar una vida prácticamente normal, vigilando siempre posibles efectos colaterales de la medicación.
Activación del virus
Detalla que el VIH infecta principalmente a las células denominadas linfocitos T CD4, las cuales son centrales para la inducción de respuestas inmunes específicas contra agentes extraños. Las partículas de VIH, o bien células ya infectadas que contienen al virus en su interior, se adhieren a la superficie de células sanas y les transmiten el material genético viral. Los genes del virus se insertan entonces en el genoma celular y se vuelve parte integral de este.
Más adelante puntualiza que, si bien existen muchos esfuerzos en el mundo para desarrollar una vacuna contra el VIH, aún no se puede asegurar que alguna estará disponible para la población en el corto plazo. Una de las principales causas de la dificultad para el diseño de vacunas, es que el virus se replica en el interior de células activadas del sistema inmune (los linfocitos T CD4). Por lo tanto, es necesario considerar un balance cuidadoso entre la inducción de una respuesta inmune efectiva y la replicación del virus.
Otra razón de la dificultad para la producción de una vacuna, es la capacidad del VIH para evadir la respuesta inmune debido a su extensa mutabilidad. A este respecto, la actual pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, nos ha familiarizado con las implicaciones de enfrentar un virus altamente mutante, puntualiza.
Asimismo, abunda, una circunstancia que impide detener esta pandemia, a pesar de que existen antivirales efectivos, es el retardo en el inicio del tratamiento. Ello tiene mucho que ver con el hecho de que en sus inicios la enfermedad es asintomática; las personas se dan cuenta de que están infectadas hasta que presentan síntomas significativos y su prueba resulta positiva.
Ello implica que sus posibilidades de mantener una buena calidad de vida se reducen, y por otra parte, que la infección ha tenido un tiempo largo para transmitirse a otras personas. Si alguien tiene sospecha de haber incurrido en una conducta de riesgo, por ejemplo, sexo no protegido con varias parejas, es importante que se realice una prueba. La detección temprana es lo más efectivo para el manejo favorable de la infección, puntualiza.
Cabe destacar que el 1 de diciembre las personas se reúnen para apoyar a quienes viven con VIH y recordar a los fallecidos. Esta efeméride se estableció a partir de 1988 y se constituyó en el primer día internacional en el cual se conmemora la lucha contra una enfermedad evitable.