Acustik Noticias
Ciudad de México. 25 de noviembre de 2018.- El escritor mexicano Juan Villoro afirma que las cuentas que deja el presidente Enrique Peña Nieto en el país están en ‘saldo rojo’. Asimismo, calificó al periodo 2012-2018 como ‘decepcionante’.
Agregó que EPN tenía la visión de estar gobernando desde un set de televisión, y señaló que ‘fue el primer telepresidente que tuvimos, incluso cuando hablaba en público, en la ceremonia del Grito, parecía estar leyendo de un teleprompter’. Ante ello, lo describió como ‘una figura artificial, aislada de la gente’.
“Hablé con las madres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y les sorprendió mucho que la reunión que tuvieron con el Presidente no hubo una cercanía empática, no hubo abrazos, no hubo un consuelo directo, sino una distanciada negociación. Lo cual habla de un Presidente muy ajeno a las circunstancias cotidianas, duras, que son las que definen la vida de un país”.
Sin Embargo realizó una entrevistar a Juan Villoro, y aquí exponemos las preguntas que consideramos más relevantes.
Preguntarte primero, ¿qué significa la muerte de Fernando del Paso?
Es una gran pérdida, fue un novelista total que logró tres catedrales de la novela tratando de resumir el universo entero. En Palinuro de México se ocupó de la medicina, del erotismo y del Movimiento del 68; en Noticias del Imperio de la trágica situación de Maximiliano de Habsburgo y de la debilidad mental y los delirios de su esposa Carlota. En José Trigo recreó todo el mundo de los ferrocarrileros del norte de la Ciudad de México. Cada una de estas novelas representa un mundo, aparte de esos escribió notables reportajes periodísticos, un recetario de la comida mexicana, una novela policial, una memoria de Juan José Arreola, escrita en primera persona porque le tomó dictado al gran escritor jalisciense. De modo que la amplísima trayectoria de Fernando del Paso, su inventiva, su sentido del humor, la sensualidad de su prosa, creo le constituyeron un universo que nos va a hacer mucha falta pero que perdura en el mundo de las letras.
Todos lo recuerdan por su discurso en el Cervantes donde denunció la situación en la que estaba México.
Fíjate que Del Paso cada vez que recibía un premio aprovechaba para denunciar una situación incómoda, es decir, ante la aceptación él marcaba una tónica de disidencia. Creo que con estos gestos él trataba de lograr un doble cometido: por un lado señalar al escritor que siempre debe estar inconforme y por el otro aprovechar la tribuna que se le concedía para hablar de las lacras y las zozobras de nuestro país. Fue un escritor consciente de su tiempo.
El historiador Jesús Vargas dijo que muchas veces se ha dicho que el PRI había muerto, pero que sin embargo resucita. ¿Qué piensas?
Bueno, el PRI es una cultura política muy amplia. Tú conoces bien el tema porque está el peronismo en la Argentina, que ha permitido tendencias políticas muy diversas, todas ellas amparadas en la figura tutelar de Perón. Algo semejante ha pasado con el PRI en la medida que ha tenido proyectos rotativos y contradictorios. Ha habido políticos nacionalistas que se declaran priistas, al mismo tiempo que otros neoliberales que también se declaran de esa tendencia. Entonces, los usos y costumbres de la política mexicana han quedado marcados por los 71 años que el PRI tuvo en la Presidencia y por el efecto que tuvo también en los demás partidos. Entonces creo que hay priismo cultural para rato. Aunque muera el partido, sus prácticas están en el aire.
¿Este último sexenio fue particularmente irritante, terrible, con EPN a la cabeza?
Fue muy decepcionante, porque después de 12 años en donde el PAN había abdicado de hacer política, después de una gran decepción, de una alternancia democrática conducida por la derecha, se esperaba que hubiera una renovación por lo menos del trato político. Es decir que hubiera otra política de seguridad y se corrigiera las terribles deficiencias en la política social de México, pero por desgracia el Gobierno de EPN fue una especie de prolongación de los gobiernos anteriores. Las reformas estructurales me parecen que muchas de ellas sólo beneficiaban a un grupo de empresarios; hubo una siniestra Reforma Fiscal que perjudicó básicamente a quienes pagamos impuestos y que no son los más poderosos que se han constituido en grandes evasores en este país. Entonces, yo creo que fue un sexenio decepcionante, marcado por escándalos terribles como el de la ‘casa blanca’ o el de Ayotzinapa, entre muchos otros. Las cuentas de Peña Nieto quedan en saldo rojo.
¿Por qué crees que él fue Presidente, porque era guapo, por ejemplo?
Es una gran pregunta. Primero por el descrédito de la alternancia conducida por el PAN, la guerra del narco de Felipe Calderón no contó con la simpatía del Congreso y ni siquiera de su propio partido. Era una guerra personal y presidencialista. Volcó al PAN al tercer lugar de las opciones electorales. Entonces este descrédito, esta bancarrota, hizo que el antihéroe de la política mexicana, el partido que más había confundido lo público con lo privado, el partido que más había luchado contra la democracia, pudiera regresar en elecciones vigiladas y competidas. Desde luego que también hubo una campaña muy orientada en tratar de garantizarle a la gente dos cosas: seguridad y dinero. Era una campaña en donde con todo su aparato, toda la logística a su disposición, el PRI pretendía garantizar seguridad económica y seguridad pública. Ese mensaje fue muy bien recibido por mucha gente, aún sabiendo que el PRI tenía negros antecedentes pero lo consideraban como el antihéroe que podía ayudar. Era el regreso del ogro filantrópico para utilizar la expresión de Octavio Paz. Yo creo que eso explica en parte el hecho de que el PRI hubiera podido regresar cuando ya parecía que nos habíamos librado de él.
¿Cómo será el PRI como oposición?
Yo espero que el PRI aprenda ahora una lección que no aprendió cuando perdió las elecciones ante Vicente Fox. En aquel momento, el PRI tuvo una oportunidad histórica de hacer balance de sí mismo y de hacer una autocrítica y de tratar de convertirse en un partido socialdemócrata. No han faltado priistas que han tratado de reformar el partido desde dentro. Algunos tuvieron que salir de él, es el caso de Andrés Manuel López Obrador, de Cuauhtémoc Cárdenas, de Porfirio Muñoz Ledo y de tantos otros. Pero creo que ahora deberían hacer el beneficio de autocrítica interna que no hicieron cuando perdieron las elecciones del 2000 con Vicente Fox. Si no lo hacen, creo que estarán ahora sí liquidados para siempre.
Con información de Sin Embargo.