La prensa justifica el dominio del poder masculino: Académicos de la UAM
El periodismo tiene que ir más allá de la construcción de ideología y buscar el valor de uso social del conocimiento.
Acustik Noticias
CDMX. 08 de agosto de 2018.- La violencia de género es causa de la desigualdad que se produce por estructuras patriarcales y se asienta siempre en un espacio de discriminación, sostienen los doctores Marcela Suárez Escobar y Carlos Humberto Durand Alcántara, investigadores de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el artículo De la feminización y sexualización de la violencia al feminicidio. Medios escritos y violencia, explicaron que este fenómeno está relacionado con la marginación de un determinado grupo social respecto de otros individuos que ocupan una posición de subordinación en la comunidad.
La ejercen varones hacia mujeres y puede tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico; una cuestión social con repercusiones graves para ellas cuya vida y libertad se ven puestas en riesgo.
No sólo es un problema de seguridad sino de desigualdad, poder y de ejercicio de los derechos, porque existe una construcción social que supone a las féminas como seres sobre los cuales puede practicarse con modos e intensidades diversas, incluyendo violación, abuso sexual, acoso en el trabajo y en otros lugares, así como trata de mujeres, prostitución forzada y finalmente feminicidio.
La violencia de género, advierten, se reproduce a través de patrones culturales y sociales y se manifiesta en legislaciones, normas y valores, por ejemplo, en México existe una intimidación institucional de la que la prensa participa con diversos actos u omisiones, al justificarla como natural.
La profesora del Departamento de Humanidades y el Coordinador de la Maestría en Derecho de la Unidad Azcapotzalco coinciden en que la prensa es un sistema de signos que construye realidades, pero en estrecha dependencia con los consumidores y los actores sociales.
Además impone valores porque los medios crean significados culturalmente constituidos, y como poder erige un saber y un discurso que lo respalda. En general la prensa escrita mexicana crea y difunde prácticas discursivas que justifican el dominio del poder masculino, así como creencias sobre los roles de género y sobre otros conceptos como el amor, el matrimonio, la sexualidad, el aborto, la moda y la belleza.
Los investigadores reconocen que sin negar la existencia de algunos pocos órganos críticos y honestos, en México se convive con el llamado periodismo vacío, aquel que fragmenta la realidad en escenas sueltas sin contextualizar los acontecimientos, que desestructura los argumentos y emplea la anécdota y no el análisis estructural, además de que espectaculariza la información apelando más a la capacidad de emoción del mensaje que a su valor de verdad.
También se caracteriza por dramatizar enfatizando el impacto sin importar nada más, por priorizar la fabricación del acontecimiento aunque se mienta o fabule, y por enfocarse en el presentismo y en la figuratividad, en donde cuentan sólo las apariencias de los fenómenos.
En el texto publicado en la revista Fuentes Humanísticas –editada por el Departamento de Humanidades de la Unidad Azcapotzalco– los especialistas señalan que se está dando espacio a la desinformación que, ya sea por enajenación o corrupción, es construida por el aparato gubernamental y fomentada por la mayor parte de los medios, entre ellos la prensa escrita, que en una esfera de equívocos accidentales o intencionados ha contribuido a la construcción de la cultura de la violencia.
Para erradicar el problema se puede difundir la idea de la necesidad de una sociedad de la información porque toda comunidad tiene derecho a noticias veraces, independientemente de intereses o políticas. Es posible pugnar por la eliminación de la promoción de la agresión y por el cambio hacia la mirada de la paz, promoviendo la existencia de una colectividad crítica y sensible para el beneficio común.
El periodismo tiene que ir más allá de la construcción de ideología y buscar el valor de uso social a través del conocimiento, además de convertirse en una profesión de significación y no sólo de expresión, que luche por la erradicación de la violencia y con ello también de la de género, finalizaron.