Abre exposición en el Museo de El Carmen sobre la presencia japonesa al sur de la Ciudad de México a mediados del siglo XX
Foto Violeta es un negocio familiar que llegó al barrio de San Ángel, en la Ciudad de México, en 1943, a instancias de Kunio Yabuta, migrante japonés que arribó al país el 10 de marzo de 1930; el acervo fotográfico da cuenta del devenir de la gente sanangelina y rememora el trabajo forjado por cuatro generaciones de esta familia. La historia de dicho estudio, así como un esbozo del aporte de la comunidad japonesa a México son los temas de la exposición 80 años Foto Violeta. La inmigración japonesa en San Ángel.
La muestra, organizada por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se exhibirá hasta el 5 de noviembre de 2023, en la antigua cocina y refectorio del Museo de El Carmen. El acervo cuenta con el préstamo de objetos del propio estudio fotográfico, colecciones particulares y piezas de los museos Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM) y de Arte Religioso, Ex Convento de Santa Mónica, de Puebla. Durante el acto inaugural, la directora del recinto anfitrión, Eva María Ayala Canseco, agradeció a los prestadores de los materiales que hacen posible que el montaje ofrezca una historia más completa del vínculo entre México y Japón.
“Esta exposición se logró gracias al trabajo curatorial de Iván Olguín Ramírez y el esfuerzo de toda la gente del Museo de El Carmen; la asesoría de la curadora de las salas de China, Corea y Japón del MNCM, Silvia Seligson; el acompañamiento de la Embajada de Japón en México y la Asociación México Japonesa”, detalló, al destacar que en San Ángel, además de los Yabuta, se asentaron otras familias niponas.
El curador Iván Olguín explicó que en el primer eje temático de la exposición, “Encuentros y desencuentros”, se intentó recrear una atmósfera como si se estuviera en el país del sol naciente. Su contenido habla de las circunstancias que dieron lugar a los primeros intentos por entablar una relación de comercio entre ambas culturas, la cual se gestó en 1521, con la colonización-cristianización de Filipinas y el intercambio comercial de productos asiáticos entre Acapulco y Manila, por medio de la Nao de China.
Destaca la reproducción de un cuadro de la diosa de la misericordia budista Kannon; una impresión digital de la pintura La gran ola en Kanagawa, de Katsushika Hokusai (1760-1849); la reproducción de un plano de 1780, de la Mapoteca Manuel Orozco y Berra, alusivo a la bahía de Manila y el puerto de Acapulco; la casulla de un niño samurái, recipientes para sake, juegos de té y floreros, así como un óleo del siglo XVIII, del misionero san Francisco Xavier.
El segundo apartado, “La migración japonesa en México”, expone situaciones que fomentaron el ingreso de la comunidad japonesa a América y a México, iniciada a finales del siglo XIX en la Era Meiji. Mediante imágenes y cédulas habla de las siete migraciones japonesas a México, la primera en 1897 y las siguientes durante y después del estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Por medio de fotografías, un maletín para cámara, máquinas de fotos, el árbol genealógico de los Yabuta y un kimono del siglo XX, la tercera sección, “Llegada a México y estancia en Mexicalli”, describe el arribo a México de Kunio Yabuta en el barco S.S. Bokuyo Maru y su estancia en la capital de Baja California, donde se estableció y formó una familia, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando tuvo que recluirse en San Ángel.
En “Crisis humanitaria durante la Segunda Guerra Mundial”, el cuarto bloque, a partir de carnets y boletas muestra cómo la tensión política durante la guerra obligó al gobierno mexicano a tomar partido y ejercer medidas para vigilar a los ciudadanos de los países del Eje Alemania-Italia-Japón, y alojarlos en campos de internamiento para japoneses, como “El Batán”.
“Donde sucede la magia” es el título del quinto apartado, el cual presenta objetos del citado estudio fotográfico y ejemplifica algunos procesos de la fotografía analógica, hasta su evolución a la era digital. Resalta la recreación de un set de Foto Violeta, del siglo XX, compuesto por un letrero luminoso, una silla de madera, una chimenea, una lámpara, un candelero decorativo y un reclinatorio.
El último apartado, “Belleza y solemnidad”, exhibe una colección de fotografías del archivo de Foto Violeta, que divisa personas, usos y costumbres de la comunidad de San Ángel, a lo largo de ocho décadas. En la inauguración estuvieron la directora de Foto Violeta, Laura Yabuta; la bisnieta del fundador del estudio fotográfico, Fernanda Harumi; la integrante del consejo directivo de la Asociación México Japonesa, Irenne Akiko Iida; y la directora y la investigadora del MNCM, Alejandra Gómez Colorado y Silvia Seligson, respectivamente.