Prevención del suicidio debe considerar factores de riesgo y de protección

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Durante el encuentro que organizó la Secretaría de Salud, hubo coincidencia en que son las niñas, los niños y adolescentes, la población más afectada emocionalmente por la pandemia de COVID-19, ya que por su edad y condiciones han sufrido mayor impacto secundario al aislamiento, desolación, desesperanza, tristeza y pérdida de sus seres queridos.

El director general del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, Emmanuel Isaías Sarmiento Hernández, señaló que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi) reporta que en 2020 ocurrieron siete mil 896 suicidios asociados -de manera directa o indirecta- con las consecuencias de la pandemia, por lo que se debe avanzar en la identificación de trastornos mentales, factores ambientales y genéticos para evitar que las personas se quiten la vida.

Explicó que, del total de suicidios registrados en 2020, 81.6 por ciento ocurrió en hombres y 18.4 por ciento en mujeres. El mayor porcentaje fue en el grupo de 20 a 29 años, seguido del de 10 a 19.

La coordinadora de los Centros Psicológicos en la Facultad de Psicología de la UNAM, Alejandra López Montoya, explicó que en el contexto de la pandemia por COVID-19, la máxima casa de estudios desarrolló la herramienta tecnológica: misalud.unam.mx/covid19/. El cuestionario que se aplica muestra que el confinamiento ha tenido impacto en la salud física y mental, además del consumo de sustancias, violencia en el hogar y la presencia de estrés, ansiedad y depresión en las familias por los lamentables fallecimientos.

La pandemia por COVID-19, detalló, ha cambiado las rutinas, los periodos de descanso y alimentación. A esta situación se suma el impacto de la información falsa que reciben las personas todos los días, por lo que recomendó que “el monitoreo de salud mental se constituya como prioridad inmediata, además de la promoción del autocuidado”.

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