En la frontera con Estados Unidos el fentanilo se adquiere por su alta disponibilidad, está revuelto con heroína (lo que potencializa su efecto) y por bajo costo: de 30 a 50 pesos la dosis. El síndrome de abstinencia que produce multiplica la desesperación.
De acuerdo con investigaciones de campo sobre el consumo de drogas en esa zona, Clara Fleiz Benítez, coordinadora del grupo de trabajo de Opioides del Seminario de Estudios de la Globalidad, de la Facultad de Medicina de la UNAM, manifestó que es un problema compartido, un fenómeno en crecimiento. El ingreso del estupefaciente sucedió “casi de manera silenciosa”, lo que cambió la vida de quienes se introducen sustancias psicoactivas.
Se observó, prosiguió, que “las personas que usaban por vía inyectada la heroína, en las zonas de Tijuana y Mexicali -consideradas ciudades epicentro del consumo de fentanilo en México- tuvieron que empezar a reconocer sus características, color, consistencia, efectos, etcétera, aunado a los casos de VIH y Hepatitis C que se agudizan”.
La también investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, quien trabaja con organizaciones de la sociedad civil, abundó que el fentanilo en la región analizada se aplica por vía inyectada, fumada y tomada; casi 90 por ciento de las dosis son mezcladas con cristal; 75 por ciento de sus usuarios lo hacen diario, cuatro veces al día. Por su intensidad, dos miligramos pueden ser suficientes para ocasionar la muerte.
“Los efectos psicoactivos son euforizantes, o la relajación, sedación somnolencia y bienestar. Empero, el síndrome de abstinencia conocido como ‘malilla’, es complejo; o en una ‘doblada’, es decir, una sobredosis”, explicó la doctora en psicología social de la Universidad Nacional, al participar en el Seminario 4 20. “Consumo de drogas sintéticas en la frontera EUA-México”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas.
El fentanilo tiene uso médico, necesario para el manejo de dolor, utilizado en enfermedades terminales; el estupefaciente clandestino se fabrica en laboratorios sin control de calidad y se mezcla con facilidad en otras sustancias como heroína y cocaína, aclaró la también integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores.
Xilacina
En Tijuana y Mexicali, en un estudio de muestras con rigor de bioseguridad, se encontró un nuevo componente: la xilacina, relajante muscular anestésico veterinario, de venta con receta y no aprobado para aplicación humana, que puede inducir mayor estado de sedación, recordó.
Fleiz Benítez aseguró que la adulteración del fentanilo con esa sustancia probablemente aumenta la euforia y la analgesia inducidas, y reduce la frecuencia de las inyecciones. Estos casos se han presentado solo en Estados Unidos, Puerto Rico, Reino Unido y México.
Según cifras presentadas en su exposición, de acuerdo con los registros realizados de junio de 2023 a enero de 2024 por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, se atendieron 22 urgencias por intoxicación de fentanilo en:
Baja California (7); Sinaloa (6); Sonora y Quintana Roo, dos en cada estado; Morelos, Jalisco, Oaxaca, Tamaulipas y la Ciudad de México, un suceso por entidad.
Por año, las urgencias relacionadas con opioides, según el Informe sobre la demanda de fentanilo 2024 de la referida Comisión, son: en 2016, 469 casos; 2017, 422; 2018, 534; 2022, 713; y 2023, 759.
En ese contexto, Fleiz Benítez planteó los siguientes retos para las políticas públicas en materia de salud: prevenir la muerte por sobredosis con naloxona; y promover la recuperación con terapias asistidas con medicamentos como la metadona. El tratamiento tiene que ser voluntario, integral, basado en derechos humanos y la atención de malestares emocionales y traumas.
En lo social, la inclusión de población vulnerada en políticas gubernamentales; y en investigación, la creación de fondos para realizar estudios, como el monitoreo permanente de nuevas sustancias psicoactivas y sus impactos, concluyó.