La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural puso en marcha en este sexenio políticas y acciones sin precedente para impulsar la actividad primaria sostenible, bajo la visión de que la agricultura es parte de la solución al problema del cambio climático, con una transformación en las actividades productivas y los sistemas alimentarios, afirmó el titular de la dependencia, Víctor Villalobos Arámbula.
Expresó que México avanza hacia una agricultura sustentable, con buenas prácticas agrícolas y del cuidado de los suelos, lo que permite controlar la erosión, inducir la captura de carbono y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Resaltó que, por primera vez, se reconoció la importancia del recurso suelo, por lo cual se creó dentro del organigrama de la Secretaría una Dirección General de Suelo y Agua, ya que representa la única alternativa real que existe en el sector para secuestrar el CO2.
También, en colaboración con organismos nacionales e internacionales, se puso en marcha la Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (ENASAS), para fomentar los conocimientos, la ciencia e investigación y las prácticas de manejo sostenible para la recuperación y conservación del recurso suelo y crear conciencia sobre su importancia en la agricultura y la producción de alimentos.
La estructura de la ENASAS consta de siete ejes estratégicos, 30 líneas de trabajo y 120 acciones específicas, encaminadas al mejoramiento de la salud y fertilidad del suelo, a la mitigación del cambio climático y al aumento de la resiliencia, para contribuir al bienestar de la población de México, particularmente la de las zonas rurales, detalló.
Villalobos Arámbula destacó que más de la mitad de los suelos nacionales presentan algún nivel de degradación y 20 por ciento de la superficie registra problemas de salinidad, procesos que se incrementan en contextos de cambio climático
El funcionario expuso que, además, se lanzó la Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores (ENCUSP), lo que constituye un esfuerzo intersectorial para impulsar una agricultura sustentable y atender una problemática que afecta las metas de sustentabilidad y seguridad alimentaria del país.
Comentó que se cuenta con el Plan Estratégico de Cambio Climático del Sector Agroalimentario (PLECCA), que brinda los elementos de referencia para adoptar una visión sistémica, conjunta y de largo plazo en el sector agroalimentario mexicano, bajo las condiciones de un clima cambiante.
El titular de Agricultura indicó que, a su vez, el programa Doctores de los Suelos y la campaña Mi parcela no se quema, entre otros, abonan al objetivo de transformar los recursos naturales en alimentos de manera más responsable, con el cuidado y preservación del ambiente, de la mano de los agricultores.
Actualmente se cuenta con cerca de 50 formadores de Doctores de los Suelos, quienes trabajan en todo el país para que éstos repliquen la información y amplíen el número de agricultores capacitados, como ocurrió con el pasado Maratón de Doctores de los Suelos 2024, anotó el secretario Víctor Villalobos.
En el caso de Mi parcela no se quema, en coordinación con organismos públicos y privados, entre abril y junio de 2024, las acciones llevadas a cabo en los 32 estados alcanzaron una población de 49 mil 508 productores, de los cuales 51 por ciento fueron mujeres.
Destacó que, entre otros avances, está la capacitación a más de 100 mil agricultores en la implementación de prácticas sostenibles y resilientes, enfocadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover la captura de carbono y optimizar el uso del agua, del suelo y de la biodiversidad.
Afirmó que en el territorio nacional se construye resiliencia, con la incorporación de residuos de la cosecha en el suelo para retener humedad y facilitar el desarrollo de microorganismos que mejoran el procesamiento de la materia orgánica y la absorción de minerales y nutrientes.
En el manejo de agua para uso agrícola, precisó que se trabaja con la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza) en la construcción de pequeñas obras hidráulicas, represas y ollas de agua para la cosecha de líquido en temporada de lluvia y que se pueda infiltrar en el suelo, para recargar los mantos freáticos y que el recurso no se pierda por evaporación.
Villalobos Arámbula subrayó que se ha impulsado la tecnificación del riego y el cambio de las técnicas de riego rodado por el de riego por aspersión y el de precisión, y la reconversión hacia cultivos que requieren de menos agua, entre otras acciones.
Además, resaltó que se tienen avances significativos en la estimación de la huella hídrica de 28 cultivos, entre ellos, maíz, trigo, frijol y sorgo, lo que permitirá contar con información de referencia para promover acciones y recomendaciones para el uso eficiente del agua en la agricultura de riego.
Expuso que es fundamental la colaboración de la ciencia y la investigación en el desarrollo de innovaciones agrícolas para enfrentar los retos del cambio climático, y colaborar con instituciones internacionales para avanzar en materia de resiliencia en los sistemas agrícolas.
En este sentido, el Grupo de Coordinación de Cambio Climático del sector Agroalimentario, que lleva sesionando cada mes prácticamente desde el inicio de esta administración, representa un espacio de diálogo en donde se intercambian experiencias para la atención de este desafío y se identifican oportunidades de colaboración y sinergias entre la Secretaría, sus órganos sectorizados y otros actores relevantes.
Como parte de los productos de estos esfuerzos de colaboración, se organizaron dos foros nacionales: el primero, sobre Seguridad Alimentaria y Cambio Climático, en 2022, y el segundo sobre Ganadería Bovina Sustentable: una oportunidad para enfrentar el cambio climático, en 2023.
Estos encuentros entre expertos generan opciones de atención a las problemáticas que enfrenta la agricultura ante el cambio climático y, además, identifican acciones mediante las cuales la agricultura hace parte de la solución.
Apuntó que las Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTA), concebidas como espacios de diálogo entre productores, autoridades gubernamentales y expertos en el campo, tienen especial relevancia porque representan un instrumento que permite anticipar y comprender la variabilidad climática a nivel regional y contender con los cambios en los patrones de lluvia y temperaturas derivados del cambio climático global.
Estos ejercicios colectivos facilitan a los productores la toma de decisiones, así como las implicaciones de estas en los cultivos locales, abundó el secretario.
En este escenario, destacó también la realización del Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad (CIASA), que en este 2024 celebrará su tercera edición consecutiva.
El funcionario federal aseguró que con estas acciones y sus resultados se reafirma la posición estratégica de México en seguridad alimentaria global y se afianza como un agente de cambio para la resiliencia climática y el impulso hacia una agricultura sustentable, con énfasis en el rescate, cuidado y preservación de los recursos naturales y ecosistemas, a la par del desarrollo agrícola inclusivo.