Arón Bitrán interpretará obras de Chausson, acompañado de Santiago Piñeirúa y del Cuartero de Cuerdas de Bellas Artes

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia de la Secretaría de Cultura federal, y la Coordinación Nacional de Música y Ópera (CNMO) llevarán a cabo el ciclo Concertistas de Bellas Artes, con la presentación del violinista Arón Bitrán, junto al pianista Santiago Piñeirúa y el Cuarteto de Cuerdas Bellas Artes, quienes interpretarán Concierto para violín, piano y cuarteto de cuerdas del compositor francés Ernest Chausson. Los conciertos tendrán lugar el sábado 13 de mayo, a las 13:00 horas, en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología; y el domingo 14 de mayo, a las 18:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Arón Bitrán, ganador del Premio Grammy Latino, el cual lo ha obtenido en dos ocasiones como integrante del Cuarteto Latinoamericano, señaló que la presentación de esta obra “no solo ayuda a sacarla del olvido, sino que representa un momento soñado y emocionante.

“No es una obra oscura. Es una obra que por sus dificultades se oye con poca frecuencia. De Ernest Chausson se escuchan más sus sinfonías con las orquestas o sus ciclos de canciones, pero su música de cámara, que es vasta y hermosísima, es prácticamente desconocida”, consideró.

Generalmente, “cuando se programa música francesa, inmediatamente se piensa en (Claude) Debussy, (Maurice) Ravel o (Gabriel) Fauré y se olvida un poco que hay otros compositores de ese periodo, el impresionismo y romanticismo, igualmente maravillosos”. Sobre su relación con esta pieza, Arón Bitrán explicó: “Chausson le dedicó esta obra al gran violinista belga Eugène Ysaÿe, quien la estrenó con enorme éxito en Bruselas. Mi profesor en la Universidad de Indiana, Joseph Gingold, fue alumno de Ysaÿe, por ello, de forma indirecta, podría decirse que soy una especie de nieto musical del violinista que estrenó la obra.

“Siempre había soñado con tocarla, porque me gusta mucho y siento que pertenece a esta tradición del violín franco-belga que representó Ysaÿe mejor que nadie, y de la cual, de alguna manera, me siento descendiente. No digo que eso me haga tocarla muy bien, pero sí puedo decir que tengo gran empatía con la obra y me emociona”.

Al hablar de las características compositivas, detalló que “la parte del piano es tan endiabladamente difícil que pocos pianistas se animan a abordarla, por ello doy mis respetos al maestro Santiago Piñeirúa, quien no solo aceptó mi propuesta —por cierto, durante la pandemia—, sino que lo ha hecho magníficamente y, ahora, la está tocando muy bien.

“Me ha comentado que, aunque la música de principio a fin es bellísima, la escritura pianística no es del todo cómoda. Es decir, los pasajes no fluyen de una manera lógica y anatómicamente cómoda para la mano de un pianista. Como que Chausson se ocupó de escribir música que a él le pareció bellísima sin pensar en la comodidad de la parte pianística. Debo decir, sin embargo, que la parte del violín está impecablemente escrita. Se toca con dificultad, pero con mucho placer. Quiero pensar que, de alguna manera, Ysaÿe lo asesoró o le revisó la parte del violín, porque es magnífica, como también lo es la parte del cuarteto, que es plenamente cuerdística en cuanto a la escritura”.

Asimismo, comentó que esta es una obra en cuatro movimientos muy contrastantes. “Un primer movimiento muy brillante, muy heroico, de una siciliana a un pastoral que es, quizá, el movimiento favorito del público. Luego, un movimiento lento, un grave muy profundo, con una armonía muy oscura, para terminar con el último movimiento que tiene un tema brillante, ligero y alegre, así como un desarrollo muy amplio”.

Recordó que, a lo largo de los años, el Cuarteto Latinoamericano la ha tocado junto a concertistas, como los hermanos Manuel y Jorge Suárez, la violinista Stephanie Chase y el pianista Óscar Tarragó, y junto a los uruguayos Jorge Risi -violín- y Edison Quintana -piano-. “La hemos tocado en el extranjero, acompañando a muchos violinistas y pianistas, por eso me emociona tocar, en esta ocasión, la parte solista”. Sobre su colaboración junto al Cuarteto Bellas Artes y el pianista Santiago Piñeirúa añadió: “Conozco al cuarteto de Bellas Artes, antes Cuarteto Chroma, desde que nació, hace 7 años. En esa época el Cuarteto Latinoamericano impartía un seminario para jóvenes cuartetos en el Conservatorio Nacional de Música y ellos asistieron a este encuentro. Desde entonces he seguido su trayectoria con mucho interés y he visto su enorme crecimiento profesional, al grado de que obtuvieron por concurso la muy meritoria plaza de Cuarteto de Bellas Artes.

 

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