México está desarrollando una estrategia de financiamiento sustentable que le permita tomar ventaja de los cambios en el comercio global y los modelos de producción para, en coordinación con el sector privado, impulsar inversiones, incluyendo las de infraestructura pública, que aumenten la capacidad productiva del país. Así lo señaló el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, al participar en Washington en la sesión introductoria del Fondo Monetario Internacional en la cual se abordaron la evolución y las perspectivas económicas mundiales, como parte de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial.
El titular de Hacienda participará también en la sesión plenaria del Fondo Monetario Internacional, en la que se revisará la agenda política global. Asimismo, se reunió con la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, y sostendrá un encuentro con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Ilan Goldfajn. De igual modo, ha tenido reuniones bilaterales con agencias calificadoras, inversionistas, ministros de diversos países y funcionarios de organismos financieros y empresariales.
En las reuniones, México hizo un llamado a que el FMI se mantenga en su mandato original para hacer frente a los retos del sistema monetario global, y solicitó al Fondo que incorpore un marco de acción que aborde los choques de oferta.
En su intervención, el secretario indicó que, ante la perspectiva de crecimiento mediano a nivel global, es necesario invertir en sentar las bases para una estructura económica más flexible, verde y socialmente responsable. Destacó que México está actualmente trabajando en una estrategia de financiamiento sustentable que incluye una taxonomía sostenible, que es la primera de su tipo en el mundo que considera aspectos sociales y medioambientales, como el combate al cambio climático. Al respecto, afirmó que los principales objetivos de nuestra taxonomía son: migración, adaptación al cambio climático y equidad de género, para lo cual México ha desarrollado la primera metodología para identificar las actividades que aseguren la reducción de la brecha de género.
Ramírez de la O consideró esencial movilizar las finanzas de gran escala hacia actividades con impactos ambientales y sociales positivos, a través de una arquitectura financiera que maximice los recursos y diseñe innovadores esquemas financieros de bajo costo. Por ello, enfatizó, es necesaria la participación de los sectores público y privado, así como escalar el financiamiento privado y ampliar el papel de los bancos de desarrollo multilaterales mediante garantías y otros mecanismos que reduzcan costos financieros para los países en desarrollo.
No se trata solo de otorgar financiamiento, aseveró, sino también de supervisar hacia dónde se canalizan los recursos, por lo que se requiere contar con información transparente, estandarizada e interconectada, así como un marco que asegure su impacto positivo. Expresó que se han presentado efectos desproporcionados en las economías que estuvieron forzando el manejo económico, especialmente en América Latina.
Precisó que al mismo tiempo que hubo un impacto inflacionario y aumento en las tasas de interés a nivel global, ha existido una creciente demanda para impulsar la transformación energética, ya que se ha dado un deterioro en la balanza comercial de importadores netos de combustibles fósiles. Ello, dijo, ocasionó una disminución del intercambio comercial a partir de importaciones energéticas con espacios fiscales ya reducidos por la pandemia. Por último, subrayó que ante este panorama que ha ocasionado inestabilidad mundial, se requieren mayores recursos multilaterales o más tiempo para lograr la transición energética a fin de controlar la inflación, lo que hace necesaria la evolución de nuevos instrumentos financieros.