El ramo turístico es uno de los más afectados por la pandemia de la COVID-19, pues el confinamiento, el riesgo de contagio, la falta de movilidad y el obligado distanciamiento entre las personas son elementos contrarios a la naturaleza de la llamada “industria sin chimeneas”.
Sin embargo, a casi tres años de la contingencia sanitaria, analistas del sector esperan que en 2023 el turismo internacional se recupere a niveles de 2019, señaló la profesora de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Maribel Osorio García.
“Tenemos más movilización desde el segundo semestre de 2022 en casi todo el mundo, pero el factor que está deteniendo al turismo son los controles de viaje”, reconoció la experta.
Invitada como conferencista al Seminario Permanente Internacional Espacio, Cultura y Turismo, del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Osorio comentó que el sector genera 330 millones de empleos a nivel mundial y su actividad se centra especialmente en la región Asia-Pacífico, donde China y la India concentran dos de las poblaciones humanas más grandes del orbe.
En la actualidad la actividad turística se recompone, pero enfrenta nuevos retos que modificarán las formas de hacer turismo, es decir, recuperar la confianza de los viajeros, establecer eficientes reglas de seguridad sanitaria y lograr un sector apegado a la sustentabilidad, resumió.
Al realizar un análisis de los cambios, Osorio García externó que hubo paralización del mercado, en especial del turismo de proximidad, mientras que actualmente hay reactivación del doméstico, aunque el internacional continúa retraído. Se espera completa recuperación para 2024, especialmente en el turismo de negocios, pero persistirá la incertidumbre por contingencias como nuevos brotes de enfermedades, guerras y cambio climático.
Explicó que durante la contingencia hubo despidos masivos, prácticas precarias, recontrataciones e inseguridad sanitaria, condiciones que actualmente cambiaron a escasez de personal, enfermos de COVID-19 y una crisis de confianza, pero se espera que en el futuro próximo esta situación cambie hacia la seguridad social, mayor capacitación y educación en el sector, así como una aceptación de la diversidad étnica.
De acuerdo con la académica, durante la pandemia hubo vulnerabilidad del sector; en el presente, pérdida de posicionamiento y estrategias globales de fortalecimiento; además, se espera capacidad de resiliencia, accesibilidad, inclusión, educación y confianza.
Asimismo, aerolíneas, cadenas hoteleras y cruceros registraron pérdidas y problemas financieros, los cuales en el presente se han traducido en elevación de precios por costos e inflación, mayor explotación laboral y competencia de economías colaborativas. Se espera diversificación y flexibilización de servicios como reservaciones.
Sobre los cambios en el comportamiento del turista, dijo que hubo modelos laborales híbridos y flexibilidad para el desplazamiento, uso de servicios colaborativos, compras en línea y realidad virtual.