En la arqueología de la región Puuc de Yucatán son recurrentes las representaciones de falos, las cuales en la época prehispánica estaban asociadas con la fertilidad no solo humana, sino también agrícola. No obstante, la escultura recientemente hallada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la Zona Arqueológica de Oxkintok, es la primera de carácter dual recuperada en este sitio. El monumento fue descubierto en el marco del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, lleva a cabo en acompañamiento a las obras de construcción del Tren Maya.
El arqueólogo del Centro INAH Yucatán y director del proyecto Oxkintok, Luis Pantoja Díaz, explica que se trata de una efigie cuya dualidad radica en contar con dos representaciones: la de un hombre y la de un falo.
“Por el lado frontal, se observa a un hombre desnudo, con rasgos anatómicos desproporcionados que alargan su torso y dan a su abdomen una apariencia flácida, y por la parte posterior, la representación de un falo, donde los glúteos del individuo pueden interpretarse como los testículos, y dos comisuras a la altura de los hombros asemejan un glande”, describe.
La escultura de piedra caliza, ahonda el investigador, pesa aproximadamente 150 kilogramos y mide 1.35 metros de altura, por 53 cm de ancho y 25 cm de grosor; dadas sus características, se plantea incorporarla al acervo del Museo de la Ruta Puuc, el cual se construye en la Zona Arqueológica de Kabah, como parte del Promeza. En cuanto al simbolismo de la escultura, Pantoja Díaz puntualiza que la pieza no puede asociarse con deidad alguna, ya que no presenta atributos suprahumanos distinguibles. “La erosión del material solo nos permite interpretarla como una figura humana decapitada, de cuyos hombros parece colgar una serpiente”.
Dado que no se hallaron los elementos faltantes de la cabeza y los pies, señala, es claro que la escultura fue ‘matada ritualmente’ (rota intencionalmente), quizá para marcar el fin de su ciclo o asociarla a la renovación o abandono del espacio donde fue descubierta, el cual los arqueólogos han denominado Estructura DZ-7 del Conjunto Arquitectónico Dzib. La temporalidad de la efigie se ha establecido mediante la asociación con la cerámica hallada en el contexto, hacia el periodo Clásico Tardío (750- 900 d.C.).
El grupo de 52 trabajadores manuales especializados y nueve investigadores, entre arqueólogos y arquitectos, que colaboran en Oxkintok, como parte del Promeza, ha registrado otros hallazgos notables durante las tareas de exploración y mantenimiento mayor a estructuras de tres conjuntos del sitio maya: Ah Canul, May y Dzib. Destacan tres entierros humanos: de un individuo masculino de edad desconocida; de un infante, aparentemente de sexo femenino; y de una mujer, quien se estima falleció entre los 20 y 25 años. Esta última, además, se halló asociada a una sencilla ofrenda, consistente en una vasija trípode fragmentada, de estilo Muná, fechada hacia el periodo Clásico Tardío.
“La relevancia de estos entierros estriba en que son los primeros de gente común que encontramos en Oxkintok. Las exploraciones anteriores se habían centrado en los edificios principales de la elite; sin embargo, al explorar ahora las unidades habitacionales asociadas a esos recintos centrales, podemos ampliar nuestras nociones sobre las y los antiguos pobladores”.
Otros descubrimientos en estructuras o plazas principales complementan los datos sobre los hábitos y el poder adquisitivo de los jerarcas del señorío maya. Por ejemplo, en un altar del conjunto Ah Canul se localizó una ofrenda compuesta por dos vasijas trípodes, dispuestas una sobre otra, en cuyo interior había un pendiente de cerámica con forma de media luna, un par de conchas marinas y un mosaico de 10 teselas de pirita, “este último es un material que solo pudo ser importado o dejado por grupos que migraron desde áreas con acceso a este mineral”. Todos los elementos aguardan una limpieza y un procesamiento a profundidad que se hará en laboratorio. Es el caso de un par de ollas que se encontraron tapadas, en las cuales deberá realizarse una microexcavación y una cuidadosa consolidación. “Estos vestigios nos permiten recorrer dos etapas de Oxkintok: la del Clásico Temprano (300-550 d.C.), cuando tuvo su auge político y urbanístico; y el Clásico Tardío (750- 900 d.C.), cuando su influencia empezó a decaer y el centro de poder se trasladó a Uxmal”, concluye Luis Pantoja.