La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Artes Visuales, el Museo de Arte Moderno (MAM) y el Museo Nacional de la Estampa (Munae), rindieron homenaje a Francisco Castro Leñero por su trayectoria artística en el recinto del Inbal en compañía de la comunidad artística y la familia del artista.
Con el reconocimiento que merece un artista de amplia trayectoria, la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, agradeció a quienes caminaron durante los tiempos de creación, durante los tiempos de docencia y de festejo, así como durante los tiempos de creación tanto introspectiva como colectiva, “y que este espíritu sea el que nos conmine a dar el paso a los siguientes capítulos de un homenaje múltiple que Francisco Castro Leñero merece, porque lo merece el arte mexicano y la conservación que hizo”.
En el Museo de Arte Moderno, acompañada de la pintora Irma Palacios, de los artistas Alberto y Miguel Castro Leñero, Magali Lara, Franco Aceves Humana, Sergio Ricaño y José Miguel González Casanova, entre otros invitados y amigos, reiteró el agradecimiento por esta retícula de amistades, esta retícula de complicidades y esta retícula de generaciones que hoy inician esta conversación. “Como siempre, nuestro querido Paco trabajó, despertamos una amistad en esas complicidades con los Pacos -Toledo y Castro Leñero- con Irma -Palacios-, desde esos caminos polvosos que abrían la posibilidad o no de que algún día existiera el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), caminamos montes, recorrimos plantas, buscamos formas, encontramos manera, otras no las encontramos”.
En este homenaje, durante el cual se anunciaron varias exposiciones, la titular del Inbal habló de la generosidad con la cual Francisco Castro Leñero caminó de la mano de Toledo, de Irma, de Jean Hendrix, así como de toda una generación de personas que dieron su semilla creativa, generosa, su colaboración y también sus ideas para abrir esos espacios, sin lugar a duda están ahí y siguen generando ramificaciones importantes. Por eso creo que no es más que la naturaleza misma de Francisco Castro Leñero la que nos reúne aquí, quienes fueron sus estudiantes, pero en realidad amigos, quienes se convirtieron en colaboradores, quienes vivieron en un momento dado ese sentido de colmena o de hormiguero de las fiestas, porque las fiestas también son construcción, de formas de estar, de hacer; si algo nos enseñó Francisco Castro Leñero es esa sensibilidad.
La directora general afirmó que “Francisco Castro Leñero nos obliga a repensar efectivamente qué hicimos o qué dejamos de hacer en estas décadas por el arte mexicano. Y cómo en un momento dado es necesario revitalizar precisamente esta reflexión, pero sobre todo de la obra artística.