Que hoy en día, más del 50% del elenco seleccionado para participar en el Magno evento de Cultura Comunitaria “Tengo un sueño” esté integrado por noveles artistas del sector femenino revela los años de esfuerzo, dedicación y compromiso de las y los docentes de los Semilleros creativos, quienes bajo una mirada integradora e incluyente han implementado una metodología con perspectiva de género para impulsar que más de 300 niñas y mujeres adolescentes desempeñen, sin prejuicio ni miedo, el rol o personaje que les apasione en el escenario el próximo 24 de noviembre, en el Auditorio Nacional.
Al respecto, la promotora del Semillero creativo de Circo, en Gómez Palacio, Durango, Claudia Caballero; la docente del Semillero creativo de Teatro y lengua maya, en Kanasín, Yucatán, Ilse Morfín, y las directoras musicales Brenda Tovar y Rocío Román, conductoras de la Orquesta sinfónica comunitaria “Centinela” de Mexicalli, Baja California, y la Banda sinfónica comunitaria “K’eri Tinganio” de Tingambato, Michoacán, respectivamente, coinciden en que el trabajo y miradas integradoras dentro de los Semilleros han promovido este hecho que dota de un equilibrio de espacios que comúnmente son desempeñados por los varones.
Cabe señalar que los Semilleros creativos son grupos de formación y creación artística gratuita con enfoque comunitario para niñas, niños y jóvenes impulsados por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del programa Cultura Comunitaria, con el propósito de fomentar el ejercicio de los derechos culturales de la niñez y la juventud.
La promotora del Semillero creativo de Circo, en Gómez Palacio, Durango, Claudia Caballero apunta que, en su disciplina, han tenido que transformar y romper con ideas muy arraigadas que ubicaban a las mujeres solo como un adorno o simple acompañamiento.
“Hoy en día nuestras niñas han conquistado su cuerpo, su voz y su capacidad de expresarse, a través del arte circense. Ellas son tan capaces de hacer números de fuerza y destreza física como los varones, es así como las niñas se reconocen e interiorizan que pueden ser el soporte base en las cargadas de un acto circense y de hacer actos aéreos de alto grado de dificultad”.
La también malabarista, payasa y equilibrista explica que actualmente, hay todo un movimiento en México de mujeres payasas que trabajan en favor de la reivindicación de este arte en los escenarios. “El payaso trabaja con sus debilidades y en la sociedad que una mujer se ría de eso, no está bien visto: las mujeres han ido tomando espacios para reírse de sí mismas, así que, si alguna niña del Semillero quiere intentarlo, trabajaré con ella hasta lograrlo.”
A decir de la directora de la Banda sinfónica comunitaria “K’eri Tinganio” de Tingambato, Michoacán, Rocío Román Figueroa, ninguna niña debe sentirse y estar limitada para conseguir sus objetivos y sueños en la vida.
Por su parte, la docente del Semillero creativo de Teatro y lengua maya en Kanasín, Yucatán, Ilse Morfín resalta que el teatro es importante para cualquier persona; en el caso de las niñas, las dota de seguridad en su voz, en esta época en la que es necesario amplificar todos los pensamientos, todas las incertidumbres o dudas por las que atraviesan como niñas y que anteriormente no podían expresar o cuestionar por muchas limitantes emocionales. “Tener a niñas, jóvenes, mujeres formándose en el teatro es una oportunidad de acompañarlas en su deconstrucción”.
Sobre los temas de género, Morfín comenta que niñas de este Semillero han tenido círculos de diálogo exclusivamente para ellas y clases de autodefensa donde se reflexiona en torno a experiencias que acontecen cotidianamente y que deben modificarse. “En este proceso ha sido importante nombrar las cosas: qué es una violación, qué es una menstruación, qué cosas ocurren con su cuerpo (no tener miedo a hablar de los temas de manera transparente y directa). Este tipo de dinámicas también se tienen con los varones para que ellos puedan reflexionar sobre las conductas que han aprendido y necesitan transformarse”.
Por su parte la directora de la Orquesta sinfónica comunitaria “Centinela” de Mexicali, Baja California, Brenda Tovar, y quien participará como conductora de la Banda Nacional Comunitaria, comenta: “Cuando inicié mis estudios musicales no había mujeres directoras de orquesta, solo algunas de coro. En la Orquesta sinfónica comunitaria ‘Centinela’ de Mexicali, Baja California, desde hace tiempo planeamos actividades donde la trayectoria de mujeres compositoras y directoras sea reconocida por el público y por las y los instrumentistas de la agrupación; también programamos dos conciertos de una orquesta integrada únicamente por niñas, con el objetivo de impulsar su desarrollo musical”.
Romper con los estereotipos de género en cualquier ámbito requiere de compromiso, disciplina y trabajo, “Tengo un sueño” es un testimonio de este esfuerzo de las y los agentes culturales del país de diversos ámbitos y generaciones, concluye.