La Compañía Nacional de Danza estrena El balcón del amor, coreografía inspirada en Dámaso Pérez Prado

Un Romeo entrado en años aparece en escena, guiado por su bastón. En su maleta está la foto de la joven Julieta, la mira con nostalgia, la abraza; enseguida enciende el tocadiscos que lleva consigo y suena Historia de amor, de Libertad Lamarque. Así la memoria, el romance y la juventud se despliegan en el escenario como un sueño.

El balcón del amor, homenaje que el coreógrafo israelí Itzik Galili dedica al compositor cubano Dámaso Pérez Prado será estrenada por la Compañía Nacional de Danza (CND) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, con funciones los domingos 13 y 20 de noviembre, a las 17:00 horas, y martes 15 y jueves 17, a las 20:00 horas.

De acuerdo con Itzik Galili, El balcón del amor no solo es un homenaje, sino un matrimonio entre sus memorias de infancia y la música del cubano: “En los cincuenta y los sesenta, Pérez Prado era muy popular en Estados Unidos y Europa. Mi madre, quien emigró desde España a Israel, al inicio de los años cincuenta, tenía grabaciones y las tocaba cuando yo era pequeño”. Detalló que su trabajo con los bailarines de la CND fue, en parte, experimental, se adaptaron ciertos personajes de acuerdo con sus habilidades, pero también buscó aptitudes y características dentro de ellos que pudieran desarrollar al extremo, para después matizarlas. De este modo, el montaje fue un proceso de retroalimentación con los bailarines.

Comentó que hay cierto nivel de libertad en el montaje, porque de otra manera se vería muy acartonado. “Hay partes de la pieza en que se baila en parejas, se cambian los papeles, algunos bailarines caen al piso o gritan, pero todo es parte del carácter de la obra, un carácter juguetón, irreverente y, al mismo tiempo, sensual”.

El director expresó que la obra requiere una gran coordinación entre el equipo de producción y los ejecutantes. Hay momentos en que todos están en escena y puede haber un error de iluminación, por ejemplo, porque hay más de 200 cambios de luces para causar ciertos efectos visuales y es fácil equivocarse. “Mi intención es que el público mire a donde yo indico y siga la historia”.

Sobre el relato detrás de la coreografía, comentó que, por una parte, está inspirada en Romeo y Julieta, de William Shakespeare, pero, por otra, es una reflexión filosófica en torno a ciertos temas de la vida cotidiana: los personajes, al mismo tiempo, son conceptos filosóficos.

“Esta coreografía relata algunas historias, toca ciertos temas, como el amor, pero al final de cuentas ¿qué es el amor?, cada uno tiene diferentes interpretaciones. Mi intención es conjugar todo esto en una sola cosa y darle un significado específico en la coreografía, pero el público dará su propia versión”.

Los papeles principales para esta temporada estarán a cargo de las bailarinas y los bailarines: Mayuko Nihei, Blanca Ríos, Alejandro Mendoza y Erick Rodríguez, en Raymonda; y Ana Elisa Mena, Elisa Ramos, Alexander Mitiaev y Yubal Morales en El balcón del amor. Los boletos para las cuatro funciones están a la venta en taquillas del recinto y a través de Ticketmaster.

 

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