Pablo Octavio Aguilar, profesor investigador adscrito al Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), señaló que los murciélagos son mamíferos que cumplen funciones ecológicas de gran relevancia como la polinización de la flora, la reforestación de zonas naturales por dispersión de semillas, el control de poblaciones de algunos insectos vectores de enfermedades como el dengue.
A través de una entrevista puntualizó que alrededor del planeta existen más de mil 400 especies de murciélagos, de las cuales 140 viven en nuestro país y alrededor de 60 habitan en el estado de Hidalgo. De este total, solo tres especies son hematófagas, es decir, que se alimentan únicamente de sangre. Entre ellas se encuentra el Desmodus rotundus, mejor conocido como vampiro común, el cual, actualmente, se alimenta del ganado y puede ser vector de la rabia paralítica bovina (RPB).
En el caso de la rabia RPB, un virus que infecta el sistema nervioso central de los mamíferos, se suele presentar en bovinos, equinos, caprinos, ovinos y porcinos, sin embargo, los humanos pueden contagiarse si tuvieron interacción con animales infectados, a través de una mordida, contacto directo de la saliva infectada con las mucosas o herida en la piel de quien manipula al organismo.
Debido a ello, el científico Pablo Octavio Aguilar exhortó a la población a contactarse con el personal de Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) o con investigadores de la UAEH para el control y manejo de las poblaciones de murciélagos vampiros, una vez detectadas mordeduras en el ganado.
De lo contrario, si personal no capacitado trata de atender a los animales infectados o atrapar murciélagos, podrían infectarse por el virus de la rabia o afectar a los murciélagos frugívoros, insectívoros y nectarívoros, afectando a la ecología y economía de la población agrícola.
Explicó que cuando se detectan casos de RPB, las autoridades especializadas normalmente colocan mallas alrededor del ganado para la captura de murciélagos hematófagos. Posteriormente, el personal capacitado toma al espécimen para untarle un vampiricida en el lomo y posteriormente se libera, con la finalidad de que el murciélago vampiro al volver a su refugio disemine el anticoagulante a los demás durante su proceso de limpieza.
Sin embargo, Pablo Octavio Aguilar consideró que este método puede mejorarse, debido al comportamiento de animales, pues las hembras y crías portadoras de la rabia suelen morir al poco tiempo de ser contagiadas, mientras que los machos adultos tienden a sobrevivir, volviéndose inmunes al virus, dispersándolo en otras colonias de murciélagos vampiros y además los machos se limpian con menor frecuencia entre ellos, reduciendo la efectividad del veneno.
“Hay un tratamiento poco eficiente de la infección, porque se capturan tanto hembras como machos, estos mueren y se erradica la enfermedad por un periodo pero se generan rebrotes recurrentes, porque algunos machos suelen escapar de la captura y sobrevivir a la infección por lo que extienden la enfermedad al momento de volver a colonizar refugios”, enfatizó el académico.
A su vez, destacó que la estrategia debe ser enfocada hacia los machos adultos, capturarlos y realizar análisis moleculares para determinar si son portadores del virus de la rabia; en caso de salir positivos, en una frecuencia mayor a lo esperado en una colonia normal, se deberá eliminar a los machos directamente en las cuevas, siempre con asesoría de las autoridades y expertos competentes.