Hace unos días abrió sus puertas la Sala Introductoria de la Zona Arqueológica de Las Pilas, un espacio creado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde el cual se brinda una retrospectiva de más de 40 años de investigación arqueológica, así como un vistazo a uno de los enclaves teotihuacanos más importantes que se desarrolló en esta región del hoy territorio morelense.
Se trata, asimismo, de un anhelo buscado desde la década de 1980, cuando el sitio fue abierto al público, comenta la titular del Proyecto Arqueológico Las Pilas y responsable académica de la zona arqueológica, Guadalupe Martínez Donjuán.
El nuevo espacio museográfico, indica la arqueóloga, brinda a las y los visitantes una noción de cómo fue el sitio en su etapa de esplendor, entre los años 500 y 600 d.C., toda vez que la arquitectura vigente pudiera parecer ‘menor’ a los ojos externos.
Ello se debe, en parte, “a que la mayoría de las estructuras fueron saqueadas para reusar sus materiales en tiempos prehispánicos, virreinales y contemporáneos”.
Cabe recordar que este sitio arqueológico fue descubierto en los años 70, cuando se construía un balneario en los límites de Jonacatepec, el cual fue llamado Las Pilas, y transfirió esta denominación al emplazamiento histórico contiguo.
La Sala Introductoria, detalla Guadalupe Martínez, se integra por alrededor de 50 piezas arqueológicas, entre figurillas y objetos rituales de pequeño formato localizados en el sitio; réplicas de una vasija Tláloc y de otras piezas cerámicas, así como la recreación del entierro de un personaje ataviado con orejeras, collares y ofrendas mortuorias.
“Se muestra también un mural –obra del artista local Rafael Rodríguez–, en el cual, sin sobrecargar a las personas de información, mostramos lo que debió ser la pequeña aldea de agricultores a inicios de nuestra era, pasando por el auge de Las Pilas como un centro religioso, su declive y reocupaciones después de la llegada de los españoles”.