Alopecia, ansiedad, depresión y estrés son algunos de los problemas que motivaron que niñas y niños en el mundo acudieran con psicólogos durante los principales meses de la pandemia, explica la académica de la Facultad de Psicología, Hilda Elena Esquivel Guillén.
Con motivo del Día del Niño, la maestra en Psicología Clínica destaca que los menores están entre los más afectados por el confinamiento durante la emergencia sanitaria, pues requieren siempre más de la interacción con otros, algo difícil de mantener frente a una computadora, lo que también implicó un reto para maestros y padres de familia.
“No ha sido fácil. El retorno para muchos niños era algo muy deseado, y lo que he visto es que en muchos casos a los niños les volvió la vida. He tenido pacientes con depresión, alopecia, crisis de ansiedad severa por no ir a la escuela y el retorno para los niños es una liberación de estar con sus pares y jugar”, comenta la investigadora.
En la parte más difícil de la pandemia “me tocó atender a chiquitos que estaban sumamente ansiosos, deprimidos, estresados por una educación en línea. No es lo mismo ir a la escuela donde se desenvuelven con sus propios recursos y son independientes para enfrentar los retos escolares, que tener que interactuar con sus compañeros con un monitor de por medio y una mamá o papá detrás vigilando y pendiente de cómo hace cada actividad, o exigiendo lo mejor de sí”, expresa Esquivel Guillén.
Pero también existe un grupo que presenta problemas para interactuar con sus compañeros; es decir, no fácilmente tienen amigos, y para ellos la educación en línea fue lo mejor porque no tenían que lidiar con nadie; sin embargo, tampoco toda la vida es estar frente a un aparato, dígase teléfono, computadora o tableta, precisa.
Para la psicóloga, los padres, hoy más que nunca, deben tener mayor comunicación con los menores para supervisar a qué sitios tienen acceso, con quiénes interactúan y evitar que se coloquen en peligro.
También les recomienda regular el empleo de esos equipos, especialmente con horarios, pues su utilización en exceso ocasiona trastornos del sueño y de la alimentación, ansiedad, incluso suicidio debido a los retos que circulan por internet o el acoso en el ciberespacio.
Para celebrar el Día del Niño, la experta recomienda regresar a los juegos cotidianos; es decir, desarrollar una actividad física que les permita crecimiento adecuado y la función de los padres es orientarlos sobre dónde y qué pueden hacer.
De acuerdo con la universitaria, favorecer la interacción cara a cara contribuye a no estar inmersos solo en el mundo digital. Aunque las tecnologías de la información y la comunicación nos ayudaron considerablemente en la parte difícil de la pandemia, no son sustituto de la vida real y tampoco pueden cambiar lo que representa la relación real entre las personas.