A nivel internacional, México se ubica entre los 10 principales productores de 16 diferentes minerales: bismuto, cadmio, plomo, zinc, oro y cobre, entre otros. Además, es el primero en la extracción de plata; todas sus entidades federativas tienen actividad minero-metalúrgica que contribuye al cuatro por ciento del Producto Interno Bruto nacional.
Los numerosos sitios dedicados a la extracción mineral en el país permiten analizar la actividad microbiana presente en esos lugares, con el objetivo de identificar microorganismos resistentes y tolerantes a metales pesados, contenidos en los cuerpos de agua natural, como en la zona minera de Mazapil, en Zacatecas.
En un estudio realizado por la posdoctorante Alondra Escamilla Rodríguez, en colaboración con Lourdes Díaz Jiménez y Salvador Carlos Hernández, investigadores adscritos al Cinvestav Unidad Saltillo, y publicado en la revista Water, se expone que, al recolectar muestras de agua en algunos sitios de Mazapil, principalmente de arroyos, correntías y pequeños ríos, se analizaron cerca de 70 microorganismos y se logró aislar a 41, de los cuales 11 presentaron resistencia importante a diversos metales pesados.
Los microorganismos analizados se encuentran presentes de manera natural en la humedad del suelo combinada con el agua de la zona estudiada; se encontraron tres grupos principales de bacterias: pseudomonas, estafilococos y enterobacteria. La relación de estas ante la presencia de metales pesados las hace más resistentes o tolerantes, pero no las hace más abundantes.
Es decir, estos microorganismos se pueden colocar en otro medio con presencia de metales pesados y no mueren de manera inmediata, si no resisten, se fortalecen y crecen. Esa es la ventaja de buscarlos en zonas como la estudiada, porque se pueden encontrar en casi cualquier tipo de suelo, pero puede ser que no presenten la misma resistencia, con lo cual no serían útiles para alguna aplicación específica, como descontaminar agua.
La importancia de la resistencia bacteriana a metales pesados es que se pueden usar para diversas aplicaciones tecnológicas, por ejemplo, agua de un río contaminado con algún metal se puede tratar mediante métodos químicos, pero también puede generar efectos secundarios negativos. En cambio, si se emplean consorcios microbianos en un biofiltro por donde se pase el agua contaminada los metales se retendrán por la acción absorbente de los microorganismos resistentes o tolerantes a metales específicos. En investigaciones posteriores ya se han evaluado estas bacterias para remover metales pesados de agua, obteniendo resultados prometedores.