Los cambios tecnológicos en las décadas de los 80 y 90 marcaron de forma decisiva a muchas generaciones. La nueva red de comunicación fue trascendental para empresas, instituciones e individuos, quienes se vieron influenciados por la revolución digital.
En la BUAP, la Facultad de Ciencias de la Computación se creó en 1996, con una oferta educativa orientada a las necesidades de la industria y las demandas sociales. Desde entonces, cientos de estudiantes se han formado en sus aulas, donde al inicio las mujeres no rebasaban el 30 por ciento de la matrícula. Hoy es diferente: casi el 50 por ciento son mujeres.
En 26 años de existencia, esa unidad académica sólo ha tenido dos mujeres como directoras; una de ellas, la maestra Consuelo Molina García, quien reconoce en esta encomienda una gran responsabilidad, pero también una oportunidad para crecer en muchos sentidos.
Desde niña se sintió atraída por la tecnología; su primer acercamiento fue a través de los juegos y la convivencia e influencia de su hermano mayor.
“Al ser la más pequeña tomé las experiencias de los hermanos mayores y de las áreas donde se estaban desarrollando, entonces el interés por la ciencia, en particular por la tecnología, fue lo que más llamó mi atención, porque también nos tocó vivir esta etapa de cambios y revoluciones en los sistemas de comunicación”.
Al cursar la preparatoria, su objetivo profesional ya estaba definido: quería investigar, crear cosas y utilizarlas. Para lograrlo, se decidió por el área de las ciencias exactas, la tecnología y la programación. Fue así como ingresó a la Facultad de Ciencias de la Computación, donde cursó la Licenciatura en Ciencias de la Computación y después un posgrado en Ingeniería de Software. A partir de entonces se enfocó en el área de la docencia, actividad que compaginó con el trabajo en el área empresarial.
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