De enero a marzo del año en curso, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) registró mil 244 incendios forestales en la República Mexicana, con un total de 32 mil 320 hectáreas afectadas.
Cabe destacar que en 2020 se presentaron cinco mil 913 siniestros que impactaron 378 mil 928 hectáreas; mientras que en 2021 se incrementaron a siete mil 337 y 660 mil 735, respectivamente, de acuerdo con ese organismo.
El investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Christoph Neger, expresó que los desastres forestales tienen mayor incidencia en los bosques templados de pino, que se ubican en la zona centro del país y alrededor de toda la Sierra Madre Occidental, Oriental y del Sur.
En las áreas tropicales hay menos catástrofes, pero cuando aparecen pueden ser más graves porque muchos de los ecosistemas no están adaptados al fuego, señaló.
Aseguró también que, según las entrevistas que realiza como trabajo de campo con los pobladores locales, existe interés en ser voluntario para atender un incendio forestal e incluso algunas personas cuentan con herramientas que pueden servir para esta tarea. “Sin embargo, es necesario que sean capacitados para evitar poner en riesgo su propia vida”.
El uso del fuego es una práctica que se utiliza en muchos países y se da de manera particular, dependiendo de sus condiciones. Incluso es conveniente que, para establecer medidas de prevención en las distintas regiones donde se sabe que hay mayores incidencias, se tome en cuenta el conocimiento de las comunidades locales, destacó.
Salvar al bosque
Desde hace 29 años, Ernesto Huertas Huertas es uno de los casi 27 mil combatientes de incendios forestales en México. Recuerda que una de las experiencias más fuertes que ha vivido fue cuando tuvo que sacar a rastras a un compañero que se cayó a orillas del fuego.
A partir de 1985, prosiguió, comencé a ser combatiente de incendios forestales; uno de los puntos principales en esto es la prevención y, por supuesto, la detección oportuna, porque entre más tardemos en llegar al lugar más vegetación se quema. Para esta labor es necesario querer al bosque y tener la capacitación adecuada para protegerlo, enfatizó Mario Valdovinos, torrero del Campamento de Incendios Forestales, Cima II de la CONAFOR.