La desigualdad y la discriminación son fenómenos estructurantes de otras privaciones: pobreza, marginación y exclusión, y la suma de ello da como resultado la vulnerabilidad que imposibilita tener una vida de derechos, afirmó el presidente del Patronato Universitario de la UNAM, Mario Luis Fuentes Alcalá.
El también investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo y exintegrante de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional, agregó que así ocurre en los espacios de mayor marginalidad. “Los grupos indígenas enfrentan con dureza tales procesos, que son interdependientes y simultáneos: el que vive pobreza, vive marginación, exclusión, etcétera”.
Al ofrecer la conferencia magistral “Pensar la Cuestión Social en el Siglo XXI”, Mario Luis Fuentes añadió: ante los problemas que afrontamos, la pandemia de la COVID-19 es un centro que permite percibir una nueva cuestión en la cual la enfermedad y la muerte no son un dato de salud, sino la expresión de las desigualdades.
La emergencia sanitaria ha moldeado y transformado los lugares donde convivimos y habitamos; el eufemismo de “quédate en casa” se convirtió en una noción que refiere la enorme simplificación de la realidad. “Hay muchos espacios que no son un espacio de protección y convivencia, sino cuartos para resguardarse de la noche o salir de la amenaza de las calles”, aclaró el experto.
En el país existen 7.9 millones de viviendas sin agua entubada en el interior, 1.5 millones sin drenaje; 1.2 millones con piso de tierra y en 4.4 millones se usa carbón y leña para cocinar. Además, 4.3 millones carece de refrigerador y 9.54 millones de lavadoras. Peor aún, en casi un millón de hogares una niña o niño comió solo una vez al día o ninguna.
El impacto del confinamiento ha sido enorme, pero sobre todo la falta de una estructura pública, gubernamental, que genere crecimiento con equidad y empleo, que vaya más allá de transferencias que, sin duda, son importantes, pero insuficientes, opinó Fuentes Alcalá.
En el encuentro, el académico consideró que probablemente uno de los desafíos es una economía que lleva estancada 20 años. La falta de crecimiento se manifiesta en las críticas condiciones del empleo, el cual debe ser dimensionado como “el gran factor de la nueva cuestión social del siglo XXI”.