José Vasconcelos Calderón es el sexto rector de la Universidad Nacional, fundador y primer titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. Es figura única en la enseñanza pública mexicana del siglo XX, quien a 140 años de su natalicio su legado prevalece en el ámbito educativo.
“Una de las influencias que tiene el trabajo de José Vasconcelos y la reforma en la educación, son evidentes todavía en la estructura de nuestra educación pública. Veo como eje o punto de inflexión notorio el esfuerzo que hizo desde la Universidad, en 1920, cuando fue rector, por hacer un primer ensayo en el cual se planteó el acercamiento de la Universidad a los problemas nacionales”, afirma el investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, Moisés Ornelas Hernández.
Esto ocurrió en una coyuntura, después de haber estado el gobierno de Venustiano Carranza, que había destruido el Ministerio de Instrucción Pública. “Justo Sierra había hecho esfuerzos anteriores por consolidar y separar del Ministerio de Justicia a un ministerio encargado de la educación”, recuerda.
Vasconcelos Calderón pugnó por vincular al resto de la población mexicana, en su mayoría indígena en los años 20 del siglo pasado; el problema central era el analfabetismo. Para el experto, la creación de la SEP -donde utilizó de plataforma la experiencia en la rectoría tratando de forjar la primera ley fundadora de la dependencia-, tiene contrapesos interesantes, señala.
Para Ornelas Hernández una reflexión importante es la posibilidad práctica de creación de la Secretaría, que es el proceso de federalizar la educación; es decir, el papel del Estado como impulsor y regulador de la enseñanza pública que va a impartir.
“El problema de analfabetismo en el país sí disminuyó desde entonces por el papel de la SEP; en la época era de hasta un 80 por ciento”, asevera.
Cifras de 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que 4.7 por ciento de la población es analfabeta, lo que significa que cuatro millones 456 mil 431 personas en México no saben leer ni escribir.