Con el objetivo de generar espacios en los que niñas, niños y jóvenes puedan desarrollarse dentro del deporte y la actividad física de manera segura; Presidentes de Asociaciones deportivas, entrenadores y servidores públicos recibieron capacitación, mediante el curso denominado “Prevención y canalización del abuso sexual infantil”.
De manera digital, personas que entre sus funciones profesionales tienen trato directo con los infantes que practican deporte, escucharon las ponencias dictadas por especialistas y las cuales sirven para contar con las herramientas para proteger a los menores ante un ataque de este tipo.
Durante dos días se impartieron tres ponencias, en las que se abarcaron temas respecto al abuso sexual infantil: la repercusión penal, la prevención y el aspecto psicológico para proteger al menor, todo ello con la intervención de profesionales expertos en la materia.
Para esta capacitación se convocó a 35 asociaciones deportivas de la entidad, contando con la participación de los Presidentes y entrenadores de cada una, así como a todo el personal la Dirección General de Cultura Física y Deporte; además, se invitó a los titulares de los Institutos Municipales del Deporte de los 125 municipios del Estado de México y los encargados de los Centros de Formación Deportiva.
Se impartió el tema “Marco Jurídico del Delito de Abuso Sexual Infantil”, en el que se explicó cuál es la responsabilidad jurídica ante un abuso sexual infantil, enfatizando el hecho de que la ley protege al menor y, sobre todo, cómo se deber proceder legalmente cuando sucede un hecho de esta naturaleza, ya que además de haber una repercusión legal para quien comete el delito, también existe para quien o quienes omiten denunciarlo.
La segunda ponencia fue titulada “Entorno social y el Abuso Sexual Infantil donde se dieron datos puntuales acerca de los delitos sexuales a los que están expuestos las y los infantes, así como quienes son los principales perpetradores, con lo que se puede estar alerta.
Finalmente, se habló de cómo poder detectar cuando un menor está siendo víctima de un delito, impactando éste en sus manifestaciones emocionales, cognitivas y relacionales.