Con la pandemia por la COVID-19 las tecnologías de la información y la comunicación han sido una herramienta útil para realizar voluntariado a distancia, vincular y apoyar causas, incluso más allá de las fronteras, asegura la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Celeste Romero Castro.
“Antes tenías que ir al lugar a hacer el trabajo voluntario y ahora, por ejemplo, una diseñadora tiene horas en las que puede crear algo. Quizá no puedo viajar al lugar en el que requieren voluntarios, pero se suma a esa causa, dona horas de trabajo y hace lo que un colectivo necesita.
“Surgieron otras alternativas para sumarse, para vincularse a otras causas y yo creo que toda esta apertura tecnológica nos ha permitido conocer acciones en las que podemos participar en el país, y fuera de él”, refiere la maestranda en Desarrollo Social, en ocasión del Día Internacional del Voluntariado, que se conmemora el 5 de diciembre.
Fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1985 y busca agradecer los esfuerzos realizados por los voluntarios y sus organizaciones, promover sus valores, y dar a conocer los logros que consiguen en comunidades, ya sea a través de organizaciones no gubernamentales, agencias de las Naciones Unidas, instancias de gobierno y del sector privado. En esta ocasión el lema es: “Haz voluntariado ahora para un futuro común”.
Fuerza del voluntariado mexicano
En México, en 2019, dos millones 227 mil 574 personas colaboraron como voluntarias en las Instituciones sin Fines de Lucro y el Producto Interno Bruto (PIB) que generaron alcanzó los 670 mil 488 millones de pesos, que representó el 2.9 por ciento del PIB total del país, de acuerdo con la Cuenta Satélite de estas instituciones elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El 94.3 por ciento de las personas voluntarias participó en organismos no lucrativos privados y el valor de su trabajo fue equivalente a 145 mil 626 millones de pesos, 51.8 por ciento generado por hombres y 48.2 por ciento por mujeres.
Romero Castro explica que se lleva a cabo estrecha colaboración con organizaciones o colectivos que atienden a niñas, niños y adolescentes; de causas relacionadas con los adultos mayores y mujeres violentadas. También existen redes para la protección de animales y del medio ambiente, cuestiones ecológicas, de la diversidad sexual, entre otras.
El INEGI divide a las organizaciones no lucrativas en nueve categorías, según su objeto social: enseñanza e investigación, religión, desarrollo y vivienda; salud, servicios sociales, derechos, promoción y política; asociaciones empresariales y profesionales y sindicatos; cultura y recreación, por ejemplo.
“El voluntariado debe ser parte de la agenda pública porque tiene que ver con trabajo que la gente y profesionales brindan para sumar a alguna situación, y que muchas veces son asuntos que los gobiernos no están atendiendo, tiene que ver con solucionar problemáticas y necesidades”, asevera la experta en temas de Voluntariado, Igualdad de Género, Creación de Organizaciones de la Sociedad Civil, Peritaje Social, entre otros.
Las experiencias de las instituciones y colectivos, agregó, pueden ayudar a crear políticas públicas distintas, que estén propiciando cambios genuinos desde la propia necesidad, por lo cual es necesario apoyarlos, por ejemplo, aumentando las convocatorias para que puedan recibir fondos.
Invito a sumarnos a alguna acción voluntaria. Creo que a todas y todos, en algún momento de nuestras vidas, nos ha apasionado algún tema y podríamos unirnos a algún colectivo u organización, a fin de que tengamos un mejor país y, por ende, un mundo mejor, subraya.
El voluntariado transforma vidas y hace mejores a las personas a quienes ven por mejorar su entorno. “Ahora, hasta para tener un empleo, se considera un ‘plus’ en el currículum”, comenta la jefa del Departamento de Trabajo Social y Bolsa de Trabajo de la ENTS.