La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la Agencia Alemana de Cooperación para el Desarrollo (GIZ) concluyeron el proyecto Integración de la Biodiversidad en la Agricultura Mexicana (IKI-IBA), enfocado en la cooperación técnica para incrementar la productividad en el sector primario de la mano con la conservación de la biodiversidad y los recursos naturales.
Se cierra con éxito una etapa de cinco años de cooperación para la agricultura sostenible, mediante la instrumentación de acciones y resultados de la iniciativa IKI-IBA, con la colaboración de GIZ, basada en los pilares: productividad, sustentabilidad e inclusión, detalló el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.
Con la participación de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como de la Conabio, el proyecto permitió dimensionar la importancia de la biodiversidad en la producción de alimentos e incrementar las prácticas de producción sostenibles en la actividad agrícola del país, así como encaminar acciones para la conservación de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, aseguró.
Villalobos Arámbula dijo que para el logro de estas metas el conocimiento es esencial, por lo que se realizaron talleres de capacitación, con el apoyo del GIZ, para reforzar los enfoques de la biodiversidad, se desarrolló la conformación de un diagnóstico sobre el estado de los suelos agrícolas, acciones de conservación de polinizadores y un BioSello que promueve y reconoce las actividades productivas sustentables.
La directora general de Conservación de la Naturaleza y Uso Sustentable de los Recursos Naturales del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania, Christiane Paulus, mencionó que la transformación de los sistemas alimentarios mundiales es un gran reto, y cada vez se hacen necesarios esquemas de trabajo para integrar la biodiversidad de manera más responsable en la agricultura.
Resaltó que México es un importante socio estratégico para la conservación de la biodiversidad, ha reforzado su diálogo integral en el desarrollo de sistemas de producción sustentables y es un referente para otros países de la región, a través de líneas de cooperación para el desarrollo de una agricultura sostenible.
La representante del proyecto IKI-IBA, Marita Brömmelmeier, puntualizó que para la GIZ el cuidado de la biodiversidad y la transformación de los sistemas alimentarios para hacerlos más justos, saludables y sostenibles es de la mayor relevancia.
Expuso que la colaboración con el gobierno de México, de más de 30 años, es ejemplar, y marca además un liderazgo mundial sobre temas de desarrollo sostenible, al ser la Secretaría de Agricultura el socio principal de este proyecto que cierra un ciclo muy importante.
El titular de la Conabio, José Sarukhán Kermez, resaltó la importancia de la biodiversidad en el país y su impacto productivo en la agricultura, con proyectos que involucran a los agricultores, propiciando una mayor cercanía y entendimiento de todos los actores respecto a los ecosistemas y su función integral en la producción de alimentos.
La directora general de Políticas, Prospección y Cambio Climático de la Secretaría de Agricultura, Sol Ortiz García, expresó que el proyecto deja muchas lecciones aprendidas, ya que no es fácil sumar varios actores para un objetivo común.
Esta iniciativa que concluye demostró que la productividad y la sostenibilidad sí pueden ir juntas, y el reconocimiento a nuestro país no sólo es por ser uno de los que albergan la mayor diversidad biológica, sino que esta biodiversidad está reflejada también en la diversidad cultural y la de los sistemas productivos, lo que nos debe llevar a plantear soluciones a la medida de las necesidades y que apoyen el bienestar en el sector rural, apuntó.