La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo del Palacio de Bellas Artes, presentan la muestra Pedro Coronel. 100 años, una ruta infinita. Recientemente se confirmó a través de documentos históricos que la fecha correcta de nacimiento del pintor, nacido en Zacatecas, es el 25 de marzo de 1921, dos años antes de lo que se tenía pensado, por ello se conmemora el centenario de su nacimiento.
Las 43 piezas que se presentan son muestra de su profunda exploración plástica que se decantó, relativamente pronto, por un lenguaje cada vez menos figurativo, producto de un ir y venir entre la figuración y la abstracción, hasta conseguir una síntesis abstracta radical con un estilo inconfundible. La selección está conformada por pinturas y una escultura, las cuales provienen de 29 colecciones: Museo Francisco Goitia y Museo El Universo de Pedro Coronel, acervos del Gobierno del estado de Zacatecas y del INBAINBAL, las colecciones López Velarde y Pérez Simón, obras de la familia Coronel y otras colecciones particulares.
En la primera sección, Periodo de formación (1939-1946) y obra temprana (ca. 1946-1958), se exhiben las piezas de gestación inicial de Coronel en las que se aprecia la influencia de sus maestros académicos y la escuela de París. En la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, institución a la que ingresó en 1940 y que en 1943 se convertiría en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, fue alumno de Santos Balmori, Manuel Rodríguez Lozano, Francisco Zúñiga y Juan Cruz Reyes. En 1946 viajó a París para completar sus estudios, donde frecuentó los talleres de Victor Brauner, Constantin Brancusi y descubrió la obra de Paul Klee.
Figuración abstracta (1958-1969 y 1975-1985) es la segunda sección, donde el público podrá apreciar el estilo característico de Coronel desarrollado a partir de la década de 1950. Considerada su etapa madura, debido a la síntesis de la figura, la cual logró modular a distintos grados de abstracción, a lo largo de su trayectoria se mantuvo en un vaivén entre la figuración y la abstracción. Coronel promovía figuras arquetípicas de valor universal que a su vez mantenían un vínculo con elementos de identidad nacional, como la muerte o los motivos prehispánicos.
En la última sala se abordan otras facetas del artista: La relación con Tamayo, a quien consideraba un parteaguas de su generación; un video acerca de su colección, y se incluyen obras alusivas a la crítica de arte, así como de su periodo final (1979-1985).
Las reflexiones en torno a su obra se multiplican hasta la actualidad, lo que demuestra su vigencia y legitimidad como uno de los creadores más importantes del arte mexicano del siglo XX.