México ocupa el sexto lugar mundial en el número de personas que la padecen, existen 542 mil niños que viven con la tipo 1 y casi 78 mil infantes la desarrollan cada año. En 2016 la incidencia de la modalidad 2 fue de 2.05 casos por cada 100 mil habitantes y en 2020 la cifra ascendió a 2.9, aseguró la académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Ana Lilia Rodríguez Ventura.
La también pediatra y endocrinóloga del Hospital Infantil de México Federico Gómez refirió que la 2 prevalece en personas mayores de 40 años, pero “lo más alarmante es que niños de entre ocho a 10 años de edad, así como adolescentes, ya la padecen”.
La especialista universitaria explicó que es una enfermedad crónica, la cual provoca que se eleven las concentraciones de lipasa en sangre, y aunque existen cuatro grupos o modalidades la 1 es la de mayor incidencia en infantes. Es multifactorial e influyen aspectos genéticos y factores ambientales.
En el caso de los pequeños no se sabe con precisión cuáles son las causas biológicas. Existen diversas teorías, entre ellas la exposición temprana a fórmulas lácteas e infecciones por algunos virus, donde las moléculas extrañas ocasionan que las células Beta encontradas en el páncreas se “autodestruyan”, lo que imposibilita la autorregulación de la glucosa.
Rodríguez Ventura precisó que en la mayoría de las ocasiones no presentan síntomas y eso retrasa el diagnóstico. “Sin embargo, en el caso de la 1 sí puede contarse con un cuadro agudo, incluso a veces con días o semanas de evolución, con una triada de síntomas: mucha sed y apetito, deseo constante de orinar, acompañado de una pérdida de peso. En el caso de la tipo 2 es más insidioso, se da poco a poco”.
En la 2, el factor detonante es tener sobrepeso u obesidad. La adiposidad que se presenta por exceso de grasa provocará la inflamación en los órganos del infante, lo que deteriora el funcionamiento de las células Beta, resistencia e incluso deficiencia en la producción de la insulina, abundó.
Al concluir, Ana Lilia Rodríguez indicó que 75 por ciento de los adultos mexicanos padecen acumulación o exceso de grasa y 35 por ciento de los infantes