México y el mundo siguen en la búsqueda de “Hambre Cero”

México enfrenta doble reto: reducir los altos índices de obesidad y combatir la desnutrición. De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas, uno de cada 20 menores de cinco años de edad y uno de cada tres, de seis a 19 años, padecen sobrepeso u obesidad, indicador en el cual nuestro país destaca a nivel mundial.

Los académicos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Agustín Rojas Martínez y Uberto Salgado Nieto, señalaron lo anterior y agregaron que en el país la desnutrición, estado patológico grave, afecta a uno de cada ocho menores de cinco años.

Agustín Rojas menciona que en el IIEc han estimado que del total de la producción nacional alimentaria 2018-2019, 60 por ciento de la oferta interna correspondió a productos procesados, como ensaladas de bolsa, verduras o mariscos ultracongelados, legumbres en conserva, conservas de pescado, entre otros; o ultraprocesados, entre ellos la mayor parte snacks, bollería industrial, galletas, embutidos, sopas instantáneas, refrescos, etcétera; la población urbana es la que más los consume.

Cabe mencionar que, en el ámbito global, cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indican que aproximadamente 672 millones de adultos y 124 millones de menores son obesos; mientras que 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso.

Rojas Martínez y Salgado Nieto coinciden en señalar que los sistemas agroalimentarios tienen que ver históricamente con la posibilidad de contar con mayor reserva de alimentos en términos de cantidad y variedad. Sin embargo, hasta la primera mitad del siglo XX se consagró la alimentación como un derecho fundamental en México; es decir, que todas las personas deberían tener acceso a ella.

En el país, de la superficie agrícola que se utiliza para producir alimentos, solo 29 por ciento cuenta con sistema de riego, lo cual significa que la mayor parte es de temporal. “Entonces son los pequeños productores quienes realizan una inversión bajo un riesgo bastante alto, pues no existe garantías de que puedan obtener un rendimiento favorable debido a factores medioambientales y climáticos”, agrega Uberto Salgado.

En la Ciudad de México se pierden 561 toneladas diarias de alimentos –70 por ciento comestible–, las cuales se distribuyen en la Central de Abasto, además del que se genera en las grandes cadenas comerciales, tianguis y mercados, indica Uberto Salgado.

Detalla que a causa de ello se implementaron los jardines urbanos como una medida de producir y consumir alimentos locales y de esta manera reducir la merma; es un proyecto retomado en ciudades como Nueva York donde se establecieron en zonas marginales, a fin de producir alimentos para la población más vulnerable. En la Ciudad de México, desde hace una década, se establecieron algunos en Tlatelolco, así como en las colonias Doctores, Roma y Coyoacán, entre otras.

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