Ante la imposibilidad de construir una máquina del tiempo, José Francisco Salgado Rodríguez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, digitalizó la ciudad de Tenochtitlan para viajar a ella. El objetivo es que mediante una computadora o teléfono móvil se pueda recorrerla de forma virtual y apreciarla como la vieron los españoles cuando llegaron al Lago de Texcoco, hace 500 años.
“Desde niño me ha apasionado la época prehispánica y, en particular, la cultura mexica. De hecho, al llegar la edad de escoger carrera tuve un serio debate sobre si estudiar Historia, Arqueología o Ingeniería en Computación; al final elegí la última opción, pero ese interés por nuestro pasado siempre ha estado ahí conmigo, acompañándome”, expresó.
Por ello, su software Recorrido virtual, Tenochtitlan, además de ser uno de los proyectos que integran el programa México 500 (con el cual la UNAM conmemora los cinco siglos de la caída de la capital azteca), es también la culminación de un sueño que el profesor Salgado Rodríguez tenía de pequeño: caminar por las calles de esa urbe erigida a mitad de un lago y verla en todo su esplendor.
Al acceder a la dirección electrónica https://www.aragon.unam.mx/fes-aragon/#!/
tenochtitlan, se puede recorrer libremente las avenidas mexicas sin más ayuda que el de las flechas del teclado y la barra espaciadora, o de la pantalla táctil en el caso de los dispositivos Android. En breve también se dispondrá de una aplicación para sistemas iOS.
A decir del maestro Salgado, su reconstrucción digital es lo más fiel posible pues es prácticamente idéntica a la maqueta que podía verse en el Museo del Templo Mayor antes de que el monolito de Tlaltecuhtli tomara su lugar. “Hay otras representaciones a escala como la del Museo Nacional de Antropología o la expuesta en la estación del metro Zócalo, pero ésta se basa en los trabajos del doctor Eduardo Matos Moctezuma y, por lo mismo, es la de mayor rigor”.
En este recorrido, el usuario puede pasearse por la zona ceremonial y acceder a distintos edificios, los cuales fueron digitalizados con gran detalle que incluso en las escalinatas del Huey Teocalli (Templo Mayor) pueden verse manchones de sangre para señalar el sitio donde se realizaban los sacrificios humanos.
Con una banda sonora interpretada por caracolas y teponaztlis, el internauta podrá conocer para qué servía cada edificación y a qué deidades estaba consagrado. “Aún nos falta que los personajes con los que se cruza nuestro protagonista hablen en náhuatl; quizá lo hagan en breve”, refirió.
En la pantalla inicial se puede leer el epígrafe: “In quexquichcauh maniz cemanahuatl, ayc pollihuiz yn itenyo yn itauhcain Mexico-Tenochtitlan” (‘mientras permanezca el mundo jamás perecerá la gloria y fama de México-Tenochtitlan’), tomada de los Memoriales de Culhuacán y escogido por Salgado Rodríguez, porque engloba el sentido del proyecto. Si la capital azteca supo sobrevivir en nuestros relatos, ahora, en el siglo XXI, ha vuelto a la vida gracias a lo digital.
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