Se estima que cada año aparecen cinco nuevas enfermedades humanas y tres de esas son de origen animal aseguró Alonso Aguirre, profesor y presidente del Departamento de Ciencias y Políticas Ambientales, y presidente del Comité Institucional de Uso y Cuidado de Animales en la Universidad George Mason, Fairfax, Virginia.
Dijo que menos del 20 por ciento de la tierra en el planeta se puede considerar en estado silvestre, “en cierta forma no tocada por humanos”, y añadió que con la invasión y el incremento de la interacción del hombre con todos los componentes en el planeta, 75 por ciento de las enfermedades emergentes -incluyendo influenza, ébola- tienen origen animal; y 80 por ciento de los agentes usados en bioterrorismo son patógenos zoonóticos.
Con las aglomeraciones y el desarrollo de la tecnología se propicia pérdida de biodiversidad y la presencia de nuevos patógenos. “La destrucción de bosques y la expansión agrícola es una amenaza cuatro veces más grande que cualquier otro factor”, acotó.
Ahora se observa que la pérdida de hábitat, sobreexplotación de recursos, cambio climático y deforestación, inducen la aparición de nuevas enfermedades. “Esta es la regla, no la excepción”, agregó.
Expuso que integrantes de diversas universidades trabajan a partir de la macroecología para establecer un patrón de referencia que permita predecir los patrones globales de enfermedades infecciosas, su distribución y si se puede determinar cuál será el siguiente patógeno que cause padecimientos a la humanidad.
No hay problema en determinar los virus de las especies, pero lo que se desconoce es cuáles serán las condiciones que deben presentarse para que ese virus sea el causante de la siguiente pandemia.
Se ha mapeado la biodiversidad patógena y los riesgos de infección; también se ha estudiado la diversidad de parásitos en primates silvestres, mamíferos y carnívoros, así como la proporción de parásitos compartidos en diversos huéspedes.