El investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Aldo Reséndiz-Albor confirmó, con diversos estudios en modelos animales, que el consumo excesivo de sucralosa (edulcorante sin calorías contenido en alrededor de cuatro mil productos ‘light’) produce inflamación crónica y modifica la estructura del epitelio intestinal, lo cual puede alterar el equilibrio de la microbiota y favorecer las infecciones.
La Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, ha destacado la importancia de trabajar en la consolidación de una educación superior de excelencia en nuestro país con el propósito de seguir contribuyendo en la solución de los grandes problemas nacionales.
En tanto, el Director General del IPN, Arturo Reyes Sandoval, ha subrayado que, a través de la formación de investigadores altamente calificados, el Politécnico muestra con resultados el compromiso que tiene con la sociedad.
El científico de la Escuela Superior de Medicina (ESM) explicó que las superficies mucosas son la principal ruta de entrada de los microorganismos. “Tenemos evidencias histológicas de que el incremento de infiltrado celular y mucosidad producida por el exceso de sucralosa vulnera la barrera natural entre el ambiente interno y externo del intestino, ya que se aumenta la permeabilidad del epitelio y ello facilita el ingreso de agentes infecciosos”, afirmó.
En administrar a ratones el equivalente de la cantidad máxima de sucralosa permitida para el consumo diario en humanos. “En el agua de beber, se les administró la dosis durante cinco horas al día por seis y doce semanas, después de ese tiempo observamos en el intestino de los animales inflamación crónica producida por el aumento de citocinas proinflamatorias (IL1β, IL- 6 y TNF-), así como un incremento de Firmicutes -bacterias que aumentan el riesgo de diabetes y obesidad-”, detalló.
El especialista adscrito al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel I destacó que la
importancia de estudiar los edulcorantes, específicamente la sucralosa, se debe a que cada
vez se usa más para elaborar productos que la población consume cotidianamente, como refrescos, jugos, galletas, cereales, leche saborizada, helados, aderezos y goma de mascar, entre otros bajos en calorías, pero cuyo consumo desmedido afecta la salud.