Aunque la tendencia de discriminarlos ha cambiado en el mundo con el paso del tiempo, la ignorancia sobre este grupo poblacional lo ha acercado a mitos infundados. Pero entre los científicos expertos en neurociencias representa una ventana para adentrarse en diversos funcionamientos cerebrales.
Las personas zurdas se identifican por su lateralidad manual, que utiliza preponderantemente el lado izquierdo de su cuerpo (manos, ojos, piernas y pies). Esta característica está correlacionada con el funcionamiento de otras áreas del cerebro que las hacen una población heterogénea que debe estudiarse más a fondo desde el punto de vista cerebral, considera Feggy Ostrosky Shejet, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM.
En los zurdos hay algunas combinaciones diferentes, que son heterogéneas y merecen un detallado estudio cerebral, asegura la experta.
Ostrosky Shejet señala que de nueve a 13 por ciento de la población mundial se encuentran en esta condición, y es más frecuente en hombres que en mujeres.
En el cerebro, zurdos y diestros tienen dominancia para el lenguaje en el hemisferio izquierdo y dominancias visoespaciales en el hemisferio derecho. Pero los primeros no son uniformes y tienen subgrupos con diferencias.
Hay una zurdería que tiene origen genético y hace que esta condición se repita entre familiares y gemelos, en este caso es frecuente que ambos sean zurdos, agrega la especialista.
También hay zurdos patológicos quienes tuvieron en la etapa perinatal o durante el nacimiento algún problema de hipoxia (falta de oxigenación en la sangre) o una lesión en el hemisferio izquierdo (que controla el lado derecho) y como consecuencia comenzaron a usar la mano izquierda desde pequeños, precisa la experta.
Así como están sobrerrepresentados en poblaciones con trastornos, también lo están entre personas inteligentes y creativas, por ejemplo Leonardo Da Vinci, Marie Curie, Isaac Newton o Albert Einstein.
Dependiendo el origen de la zurdería, esta condición se asocia con enfermedades o ventajas de inteligencia. “Ser zurdo no es bueno ni malo, es una condición biológica”, afirma la universitaria.