Con 168 años de creación en México, la profesión de médico veterinario zootecnista va más allá del cuidado y atención de las mascotas. En la actualidad su trabajo adquiere relevancia en la prevención de enfermedades transmisibles de animales a humanos, como la pandemia que se vive.
Este tipo de emergencias sanitarias no se pueden evitar, pero sí disminuir sus riesgos, afirma Francisco Monroy López, del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
La lista de padecimientos conocidos como zoonóticos, es decir, transmisibles y comunes a los humanos y animales, es larga y ahí se incluyen algunos como influenza, cólera, tuberculosis, brucelosis, salmonelosis y otras enfermedades parasitarias.
Además, prácticamente todas las que tienen un potencial uso en bioterrorismo: ántrax, listeriosis, tétanos, botulismo, etcétera; y otras bacterianas y virales más recientes como la enfermedad de Lyme, zika y chikungunya, por mencionar algunas.
El universitario subraya la importancia de disminuir riesgos por las pandemias, preguntarnos qué pasó, por qué ocurrió una como la actual, por qué llegó a estos niveles y qué podemos hacer.
Para el experto, más que prohibir se trata de buscar alimentos más seguros desde el punto de vista biológico, contar con buenas prácticas y separar esquemas productivos que generan riqueza porque se agrega valor a un producto. Este tipo de medidas, que no son complejas ni extraordinarias, es hacia donde debemos avanzar. “Todos ganan: el ambiente, los productores, los consumidores y la salud”.
Al concluir, Francisco Monroy López recomienda que al comprar mascotas o animales de compañía es importante verificar que cuenten con un certificado de procedencia. “Promover el tráfico de especies en peligro de extinción, por ejemplo, es uno de los factores de riesgo para que una nueva pandemia ocurra”.
Lo ideal sería asesorarse con un médico veterinario para que brinde orientación respecto a cuál es la ideal en cada caso, acorde con el espacio que se tiene, sin dejar de lado el costo de su manutención y atención (tratamientos, vacunas, desparasitaciones, baños, cortes de uñas). Además, considerar la capacidad económica, tiempo y cuidados que requiere. En caso de no poder cumplir con algún aspecto, es mejor no tenerlos.