Alemania ha sido el hogar del mexicano Edgar Alejandro Rivera Morales, desde hace seis años, país donde ha potenciado sus habilidades en el salto de altura, con el objetivo de clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2021, segunda justa veraniega de su carrera; a su llegada a la edición de Río 2016, estaba muy próximo, sabía que contaba con buen tiempo para entrenar y adquirir más experiencia hacia Japón, un sueño que cristalizó de la mano de su entrenador germano Wolfgang Ritzdorf.
Tras una temporada “atípica y especial”, en la que tuvo que redoblar esfuerzos debido a la pandemia del covid-19, para llegar a la meta, el originario de Agua Prieta, Sonora, obtuvo su recompensa, luego de que el pasado 30 de junio se hizo oficial su clasificación a la justa vía ranking de la World Athletics, al posicionarse en el lugar 32 de su especialidad, hecho con el que se quitó “una presión de encima”.
El fruto del trabajo de Rivera Morales, no solo lo tiene clasificado a Tokio 2021, sino que además llegará con un récord mexicano en la bolsa, el cual se adjudicó el pasado 2 de junio en Eslovaquia, donde obtuvo la medalla de oro con una marca de 2.31 metros, lo que lo mantiene con buenas sensaciones rumbo a su participación en la capital japonesa.
Con las bases y la experiencia adquirida en el extranjero, actualmente en la cuidad Colonia, al oeste de Alemania, el especialista en salto de altura, que ha seguido los pasos de su hermano Luis Rivera, vivirá su segunda experiencia olímpica, por lo que, aseguró, se siente con más experiencia y con un mejor manejo de emociones, pues aunque lamentó no habrá público ni estará su familia presente en las gradas, hay que adaptarse al medio sin que influya en el desempeño.
La estancia en Alemania no ha sido fácil, pues Rivera, destacó que el mantenerse alejado de su familia es una situación que llega a pesar; sin embargo, se reconforta con el apoyo que recibe de sus seres queridos y que los sacrificios y esfuerzos han valido la pena, pues destacó que cuando llegue el retiro no quiere quedarse con arrepentimientos sino con la satisfacción de haber dado todo.