El púgil vera acción a partir del 24 de julio en la Arena Kokugikan, luego de que el Grupo de Trabajo de Boxeo (BTF, por sus siglas en inglés) le asignó el último y único boleto de la rama varonil, al ubicarse en el cuarto lugar del ranking panamericano y 13vo mundial.
Para llegar al máximo nivel, Rogelio Romero, tuvo que realizar un campamento de preparación en Los Ángeles, Estados Unidos, para regresar a tono a México y así comenzar con la concentración rumbo a Tokio 2021. “El trabajo ha sido intenso, nos prepararnos en Los Ángeles en un campamento de 13 días”, dijo.
Motivado por su esposa y sus tres pequeñas hijas, círculo más importante de su vida, Romero camina rumbo al podio olímpico, lo que califica como su “principal objetivo”.
Inspirado por su papá, que fue boxeador profesional en los Estados Unidos, Rogelio Romero, inició su carrera como seleccionado en el pugilismo a los 15 años, cuando ganó la medalla de plata en la llamada Olimpiada Nacional, ahora Nacionales CONADE, lo cual lo impulsó a seguir el camino del deporte amateur.
Pero la oportunidad llegó en el 2014 cuando la Federación Mexicana de Boxeo (FMB), lo convocó para formar parte del proceso olímpico para Río 2016, lapso en el que obtuvo medallas de bronce en los Centroamericanos de Veracruz 2014 y Panamericanos de Toronto 2015.
Para el seleccionado nacional el “buscar siempre la pelea” es una de las fortalezas que lo define arriba del ring, además de tener un demoledor puño derecho.
Finalmente, el especialista en la división semi pesado, mostró su admiración por cinco pugilistas que lo han influenciado en su carrera, entre los que destacan el campeón en tres diferentes divisiones, Julio César Chávez.