“Palomilla devora nopales” está cerca de México

Desde hace diez años el biólogo Juan Enrique Fornoni Agnelli, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, estudia en el Laboratorio de Interacciones Planta-Animal, junto con sus colaboradores Karina Boege Paré y César Domínguez Pérez Tejada, cómo esta especie invasora ha realizado el recorrido de Sudamérica al Caribe a consecuencia de la migración promovida por el hombre.

Este insecto fue paradigmático para el control biológico de las nopaleras ruderales, es decir, especies de cactáceas (nopales del género Opuntia) que fueron promovidas en otras partes del mundo y se volvieron plaga.

En 1924 el insecto fue llevado a Australia proveniente de la provincia de Entre Ríos, en Argentina, para infestar las poblaciones de nopales ruderales que impedían la actividad ganadera; la palomilla fue muy exitosa al eliminar miles de hectáreas de ese producto.

De 1930 a 1940 fue llevado a Sudáfrica con el mismo propósito, y de ahí a la isla de Nueva Caledonia, Hawaii, para luego introducirse en el Caribe, a través de las Antillas Holandesas en 1957.

En esa región se trasladó también de manera natural por eventos como huracanes y tormentas tropicales, y llegó a Florida en 1989 donde invadió la zona de la península y el Golfo de México en el área que corresponde a Estados Unidos, donde hay muchos nopales en la costa.

Aunque hasta ahora la palomilla del nopal no ha sido detectada en territorio nacional, Fornoni consideró que el riesgo de que ingrese es alto. “Es una de las 20 especies que se monitorean en todas las aduanas de México, por el alto riesgo que tiene para la seguridad fitosanitaria del país”, señaló.

En México se producen 350 mil toneladas de penca al año, con cerca de 50 mil productores involucrados en varios estados del país, puntualizó Fornoni. “Hay muchas afectaciones potenciales, no solo a la economía, sino también al desarrollo social de muchos sitios del país, además de los efectos en los recursos genéticos que tiene México como reservorio y centro de biodiversidad, donde las cactáceas han sido domesticadas”.

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