México podría ser el primero en erradicar la cisticercosis durante el siglo XXI, afirmó Agnès Odile Marie Fleury, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, si continúa a la baja el número de casos de esta enfermedad infecciosa.
La también jefa de la Clínica de Neurocisticercosis en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN), añadió: aunque el problema permanece en las zonas rurales mexicanas, donde se concentran insalubridad y pobreza, se reciben menos pacientes en el hospital y los casos nuevos son personas adultas que se infectaron hace 20 años.
En 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la consideró como la principal enfermedad transmitida por alimentos en esas áreas, y su presencia es un marcador de pobreza, explicó en la conferencia “México: ¿Primer país en erradicar la cisticercosis en el siglo XXI?”, como pate de las actividades del “Mes de México. Esplendores de ayer y hoy”.
En el INNN –nosocomio de tercer nivel que recibe pacientes graves– se observa una tendencia progresiva en la edad de los hospitalizados. “Esto se puede interpretar como que hay pocos casos nuevos detectados, y los que tratamos en la actualidad son pacientes que quizá se infectaron hace años y desarrollaron la enfermedad 20 años después”, expuso.
Tras su ingestión, los huevos de T. solium se transforman en larvas en varios órganos del cuerpo humano, produciendo cisticercosis y cuando alcanzan el sistema nervioso central pueden causar síntomas neurológicos (neurocisticercosis), en particular epilepsia.
Actualmente existe la Norma Oficial Mexicana para controlar la infección en zonas rurales, la cual ha permeado entre la población para cercar a los cerdos en el campo, tenerlos aislados de las letrinas y e incrementar las medidas de higiene como lavarse las manos y cocer bien los alimentos.