Durante el confinamiento por COVID-19, que representó pérdidas económicas en todo el planeta, por los bajos niveles de empleos y productividad, también se detuvieron acciones y programas contra el uso de combustibles fósiles y la elevación de gases de efecto invernadero que impactan directamente en el calentamiento del planeta, alertó Norma Patricia Muñoz Sevilla, investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
La docente del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), destacó que por la contingencia sanitaria se pospuso la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) 26, a realizarse en noviembre de 2020, en Glasgow, Reino Unido, y con ello también se retrasó el compromiso de los países miembros, a intensificar los esfuerzo a fin de impedir que la temperatura del planeta suba a más de 1.5 grados centígrados.
“De no lograrse, se perderían 95 por ciento de los arrecifes coralinos, lo que pondría en grave peligro a miles de especies marinas y por consiguiente el trabajo y la seguridad alimentaria de millones de personas en el mundo, sin olvidar que actualmente, en el Ártico se pierden 14 mil toneladas de hielo por segundo, lo que representa un peligro latente, particularmente para los habitantes de las zonas costeras”, alertó la integrante del Sistema Nacional de Investigadores.
La presidenta del Consejo de Cambio Climático en México consideró necesario trabajar en grupos para aumentar las fortalezas e impulsar los proyectos, además de buscar los espacios de comunicación y tomar acciones desde lo personal para lograr un efecto multiplicador en la sociedad y contribuir a elevar nuestras posibilidades de sobrevivir al cambio climático.