De manera virtual, fue llevada a cabo la Conferencia 19 del Ciclo Autosuficiencia alimentaria e innovación tecnológica con prácticas sustentables, realizada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la cual contó con la participación del subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria Víctor Suárez Carrera.
En dicha conferencia se presentaron los resultados del plan piloto de maíz blanco en Tamaulipas, desarrollado en el ciclo otoño-invierno 2019-2020, mismo que tenía por objetivo elevar rendimientos y mejorar la sanidad de este grano en dicha entidad federativa. Suárez Carrera afirmó que éste resultó exitoso, pues propicio mayores rendimientos, menores costos, aumento significativo de utilidad para el productor, entre otros beneficios.
Precisó que el plan piloto involucró a más de 530 productores de maíz blanco de seis municipios del centro-norte de Tamaulipas, Abasolo, Gustavo Díaz Ordaz, Camargo, Miguel Alemán, Reynosa y Valle Hermoso, quienes presentaban una problemática común: bajos rendimientos, altos costos y problemas de comercialización por presencia de aflatoxinas, es decir, micotoxinas producidas por hongos en cultivos como el maíz.
Señaló que en este plan se incorporó el sistema Agricultura Campesina de Conocimientos Integrados y Manejo Integral de Cultivos Inducidos (ACCI-MICI), es parte del tránsito hacia la agroecología que propone la Cuarta Transformación, pues se caracteriza por prácticas sustentables y una colaboración estrecha de científicos, técnicos y productores.
“Tenemos la necesidad de transformar el sistema agroalimentario y nutricional del país. Cambiar un sistema que ha sido injusto y ha provocado desigualdad, que se olvidó de lo esencial, que es producir alimentos saludables con renovabilidad y cuidado de los recursos naturales y biológicos, y que ha puesto las ganancias por encima de todo. Eso debe acabar y avanzamos hacia un sistema justo, saludable, sustentable y competitivo”, indicó.
En la conferencia “Fórmulas científicas y sustentables para elevar la productividad y sanidad del maíz de Tamaulipas”, la directora general de Autosuficiencia Alimentaria, Mariel Zamora Nava, dijo que la metodología del plan implicó un trabajo colaborativo, donde participaron los gobiernos estatal y el federal (por medio de instancias como las Secretarías de Bienestar y Agricultura), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el científico Juan José Valdespino, pionero y promotor de ACCI-MICI, y, en el centro de todo ello, las y los productores.
Destacó que este plan atiende la preocupación de Tamaulipas por riesgos en la salud humana y animal al utilizar producción con niveles altos de aflatoxinas, lo que llevó también a la empresa GRUMA a involucrarse como actor protagonista en el plan y con la oferta de adquirir maíz blanco en territorio nacional, en particular Tamaulipas, siempre y cuando el grano cumpla con niveles de aflatoxinas en los grados aceptables para consumo humano.
Detalló que el plan comprendió la capacitación a productores, técnicos y responsables de bodegas, incorporación de prácticas sustentables, intercambio de conocimiento, aportación de recursos en concurrencia, involucramiento de la Estrategia de Acompañamiento Técnico del programa Producción para el Bienestar y apoyo de servidores de la Nación y Jóvenes Construyendo el Futuro, entre otras acciones.
Por su parte, la productora Lorena Fernández Alanís, cuyo liderazgo fue esencial en el plan, detalló factores claves del sistema ACCI-MICI, como es el análisis del suelo previo a las siembras, pues así se determina la condición de los nutrientes activos presente (aluminio, zinc, cloro, cobre, etcétera) y se observan los niveles de Ph, así como el grado de compactación que se tiene y que implica la capacidad de la tierra de absorber y aprovechar los bioinsumos que se incorporen.
Resaltó que este proceso llevó a los productores a construir pilas para elaboración de lixiviados a gran escala (a base de piedra, paja, estiércol, lombriz roja y microbiología), además de la construcción de biofábricas de microorganismos, con costos bajos y rápida elaboración. Por lo que dijo, los resultados fueron excelentes, pues precisó que con base en cifras de un productor de riego, mostró que con ACCI-MICI se obtuvo un rendimiento de 7.89 toneladas de maíz por hectárea, contra 6.5 de la agricultura tradicional de Tamaulipas. Los costos con ese sistema fueron de 19 mil 550 pesos por hectárea, en comparación con 23 mil 630 del esquema tradicional, agregó.
El encargado del Despacho de los Asuntos de la Dirección General del INIFAP, Luis Ángel Rodríguez del Bosque, abordó la importancia de las fechas de siembra, análisis de suelo, fertilización, agroclimatología y potencial productivo, así como difusión y transferencia de tecnología. Subrayó el aspecto del clima como factor relevante en la producción de maíz, toda vez que sus condiciones predisponen la presencia de hongo causante de la aflatoxina.
La investigadora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y especialista en calidad nutricional del maíz, Natalia Palacios Rojas, señaló que el problema de las aflatoxinas debe abordarse de forma multidimensional, pues la generación de estas toxinas tiene que ver tanto con factores externos como el clima caliente y la humedad, como con las fechas de siembra y el manejo que se da a los cultivos en campo, transporte y bodegas.
Por último, el científico Juan José Valdespino, responsable de la aplicación de ACCI-MICI en el plan piloto de Tamaulipas, habló de la importancia de la salud de los suelos, de la microbiología presente y del equilibrio requerido, pues de ello se desprende la vulnerabilidad o no de las plantas a sufrir por aflatoxinas y diversas enfermedades e infecciones.