Esta semana ha sido de malas noticias para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) luego de que el pasado martes se diera a conocer que la construcción de la barda perimetral para el aeropuerto en Texcoco presentó un daño a la hacienda pública federal por más 100 millones de pesos, situación detectada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano que hoy volvió a poner en tela de juicio la administración del órgano en su ejercicio fiscal de 2017.
Según la Auditoría Superior de la Federación, la Sedena incurrió en una falta grave al adquirir productos de dudosa procedencia, haciéndolos pasar como material de alta calidad.
Sin embargo, esta no fue la única situación que preocupó a los encargados de la ASF, se trata de que para este ejercicio se contabilizó un sobreprecio de 1.39 millones de pesos derivados de la adquisición de dichos materiales, los cuales tenían el objetivo de ser empleados en la fabricación y mantenimiento de bienes de uso militar.
En el Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública 2017, la Sedena detalló que los productos habían sido adquiridos por una empresa alemana, misma que respaldó la elaboración del material en su territorio; sin embargo, de los once documentos que señalan la compra de los bienes, solo uno comprobó ser de este país, mientras que los restantes diez provienen de República Popular de China.
Se identificó que una empresa, para acreditar la calidad de los materiales de once partidas que le fueron adjudicadas, presentó cuatro certificados cuyos emisores informaron que fueron expedidos a nombre de las empresas que realmente adquirieron los bienes con el fabricante, y que ninguno de ellos fue expedido a su nombre”.
En la declaración se demostró que la empresa alemana vendió los productos al precio promedio de esa nacionalidad, pese a que los artículos eran de origen chino.
En uno de los documentos la empresa europea aseguró la calidad y excelencia de lo adquirido por el Gobierno mexicano. Por su parte, la Sedena se encargó de solicitar una prueba para medir condición de lo manufacturado en China.
De otros seis documentos presentados por dicha empresa, cinco no correspondieron a certificados emitidos por el fabricante de los bienes, sino a pruebas de laboratorio a las que fueron sometidos los materiales”.
Foto: El Sol de México