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Con un concierto espectacular en el Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) inició su temporada 2019 con un programa que reunió piezas de los músicos Wolfgang Amadeus Mozart y Gustav Mahler.
Bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto, la orquesta llevó a los asistentes a vivir dos momentos de embeleso y fascinación y otro de estremecimiento.
El programa inició con el ‘Concierto para piano núm. 24 en do menor KV 491’, de Wolfgang Amadeus Mozart, obra compuesta entre diciembre de 1785 y la primavera de 1786, considerada una de las obras cumbre del compositor, al catalogarse como el más integrado de todos sus conciertos.
En ese concierto, se contó con la participación de la pianista argentina Ingrid Fliter, quien con cautivó al público con su interpretación, versatilidad y carisma.
Luego de unos minutos de intermedio, el ambiente se intensificó, el escenario levantó su cortina de metal que dejó ver a la orquesta con mayor número de ejecutantes y el Coro del Teatro de Bellas Artes, esta vez dirigido por el huésped Paulo Lourenço.
Tocó turno a la ‘Sinfonía núm. 2 en do menor, Resurrección’, de Gustav Mahler, una partitura de profunda espiritualidad que indaga en el misterio de la muerte y la redención, la zozobra de las dudas y el aliento de la esperanza.
Con el tiempo, público y crítica la han calificado como una obra que ‘desafía a la razón’ por su majestuosidad y por el número de elementos que requiere.
Los músicos y el coro lograron una portentosa interpretación que conmovió al público por la belleza intensa de su dramatismo, y estremeció al Palacio de Bellas Artes por la majestuosidad de fuerza sonora.
Las voces de la soprano Gabriela Herrera y la mezzosoprano Guadalupe Paz se integraron al conjunto cerca del minuto 60 de la obra.
Con información de Notimex.
Imagen: Orquesta Sinfónica Nacional.