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El pasado 23 de febrero ningún cargamento con ‘ayuda humanitaria’ ingresó a Venezuela desde las fronteras con Colombia, Brasil o Puerto Rico; y pese a que en redes sociales se informó sobre varios decesos y decenas de heridos por supuestos enfrentamientos entre civiles y las fuerzas armadas venezolas, Caracas no confirmó ninguna de las muertes.
Del lado colombiano, el canciller Carlos Holmes dijo que ‘la prioridad del presidente [Iván Duque] es proteger la integridad de las personas’ en la frontera con Venezuela, razón por la que resguardaron los camiones con ‘ayuda humanitaria’.
Por su parte, el ministro de Defensa de Colombia, Guillermo Botero, precisó que en total ocho camiones salieron de Las Tienditas, cuatro hacia el puente Francisco de Paula Santander –que comunica con Ureña– y otros cuatro hacia el puente Simón Bolívar –que comunica con San Antonio del Táchira–.
A este movimiento ‘humanitario’ se sumaron miles de voluntarios que llegaron a los diversos puntos fronterizos para ingresar la ‘ayuda’ a Venezuela. Acción que el presidente Nicolás Maduro consideró como una amenaza de invasión militar al país y para quitarlo del poder.
Del lado venezolano, militares y policías lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma a los manifestantes que intentaron romper los cercos militares en los puentes, lo que dejó decenas de heridos.
En el puente Simón Bolívar, una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) avanzó para embestir a voluntarios que intentaban pasar hacia Colombia, atropellando a uno de ellos. Tras el incidente, tres militares venezolanos salieron detrás de la tanqueta y comenzaron a caminar hacia la frontera con los brazos en alto para entregarse a las autoridades migratorias colombianas.
Un cuarto militar de Venezuela desertó en el puente Francisco de Paula Santander. El uniformado lloraba incesantemente al caminar junto a las autoridades colombianas, quien fue recibido con aplausos por decenas de transeúntes.
De acuerdo con registros de Migración de Colombia, alrededor de 60 miembros de cuerpos de seguridad –sobre todo policías– desconocieron a Nicolás Maduro y dieron su apoyo a Juan Guaidó; sin embargo, esta dependencia no dio un listado con los nombres y cargos de los desertores.
En dicho puente, dos camiones con ‘ayuda humanitaria’ fueron incendiados por un grupo de manifestantes provocadores, lo que dejó unas 20 personas lesionadas, incluida una niña. Las cajas con la ‘asistencia’ fueron salvadas por los voluntarios.
Tras estos hechos, Carlos Holmes afirmó que el saldo fue de 285 lesionados, en su mayoría por gas lacrimógeno, de los cuales 255 son venezolanos y el resto colombianos. Sin embargo, el protector del estado de Táchira, Freddy Bernal, indicó que solo hubo 42 heridos en estas escaramuzas.
En Brasil, dos camiones con ocho toneladas de donaciones de Estados Unidos llegaron a Pacaraima desde un depósito en una base área de Boa Vista, la capital de Roraima, acompañados por el canciller brasileño, Ernesto Araújo, y la embajadora designada por Juan Guaidó, Teresa Belandria.
En la comunidad venezolana de Santa Elena de Uairén –frontera con Brasil–, cientos de voluntarios –en su mayoría indígenas pemones– acudieron a la frontera, pero fueron repelidos por militares, dejando al menos dos muertos y 31 heridos.
En tanto, fuentes gubernamentales reportaron que un barco que zarpó de Puerto Rico con ‘ayuda humanitaria’ para Venezuela; sin embargo, ‘recibió amenaza directa de fuego por parte de naves venezolanas’, por lo que tuvo que regresar a la isla.
Con información de La Jornada, BBC Mundo y CNN en Español.
Fotografía de La Jornada.