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El Papa Francisco partió este domingo de vuelta al Vaticano tras oficiar una misa de despedida de la Jornada Mundial de la Juventud, visitar un albergue para personas con VIH/sida y reunirse con miles de jóvenes voluntarios que han participado en la organización del evento.
El pontífice estuvo en Panamá, primer país centroamericano que visita. Ahí ofició una misa para mas de 700 mil personas en un campo a las afueras de la capital, en donde miles de peregrinos pasaron la noche.
El Papa reivindicó el poder de los jóvenes como agentes de cambio y les recordó que no son el futuro sino el ahora por lo que les pidió no dejarse adormecer por la sociedad.
Mas tarde, el Papa de 82 años de edad, se dirigió a un hogar para personas con VIH/Sida y escuchó el testimonio de varios enfermos; clamó contra el estigma del virus y alertó que la indiferencia hiere y mata.
El Papa aseguró que en sus oraciones se encuentran las víctimas mortales de la explosión de una toma clandestina en México, así como las de la represa de Brasil y pidió una solución justa y pacifica para la crisis en Venezuela.
Durante su viaje a Panamá, Francisco mencionó el tema de la corrupción las olas migratorias y el desgaste del clero por los recientes escándalos de los que han participado múltiples personajes católicos alrededor del mundo.
Antes de marcharse, el Papa agradeció a los cerca de 20 mil voluntarios de todo el mundo que se reunieron para participar en la organización de la JMJ, a quienes les reconoció la entrega y el compromiso.
Es la primera vez que la JMJ se celebre en un país centroamericano, una región que solo había visitado el papa Juan Pablo II.
Con información de El Universal, Milenio y Excélsior.
Imagen tomada de archivo.